miércoles, 1 de mayo de 2024

¿Vedette o diva?

Después de darme un tiempo para recuperar el sentido tras asistir atónito e impávido -que no sorprendido- al ridículo vodevil protagonizado por el Quique Camoiras del desgobierno de España durante nada menos que cinco días, no me ha quedado otro remedio que, por una vez y espero que no sirva de precedente, ponerme a aporrear el teclado del ordenador con bastante saña, un poquito de mala baba y un muchito de indignación.

Hablando de sainetes, el escrito, dirigido y protagonizado por el émulo de Chávez, además de previsible, aburrido y chabacano me ha dejado con la duda. Este tipo, en su afán por acaparar todos los focos del teatrillo en que ha convertido nuestro país ya no sé si es el cómico, la vedette o me estoy equivocando de género y lo que quiere ser es la diva absoluta, la María Callas del panorama político no ya español, que es escenario poco glamouroso para el taimado farsante, sino mundial, galáctico o universal. 

Este personaje, enfermo de codicia y narcisismo, es cómico a sabiendas, porque desde el principio del paripé todos los que le sufrimos a diario sabíamos que iba de coña, que jamás pensó ni por un segundo abandonar la función, que un elemento de su calaña nunca da un paso pensando en su país, en sus compatriotas o en su familia siquiera, un ego tan gigantesco como el suyo no le permite pensar en otro que no sea él, caracterizado como James Cagney en la cima del mundo mientras dóciles súbditos como el eslabón perdido de Valladolid rinden pleitesía al "puto amo".   

Pero también es la vedette, porque no permite que los ojos del público se distraigan en coristas o actores de reparto, se nombró a sí mismo protagonista único de su pantomima y salió enseñando la pierna a ritmo de cancán eclipsando al resto del elenco. Nadie sabía nada, él lo manejaba todo. Ni Cerdanes, ni Bolaños, ni Puentes, ni mucho menos Monteros, la mentira sólo tiene un padre y ese, el urdidor, el prestidigitador tramposo, es también, para desgracia de nosotros los espectadores, el presidente. Dicen los mentideros monclovitas que el embustero patológico no duerme bien y ha sido visto de noche cantando y bailando por los pasillos enmoquetados de su palacio soñado al ritmo de aquella de David Civera que decía: "que la detengan, es una mentirosa, malvada y peligrosa...", no se sabe bien si rojo de ira refiriéndose a Ayuso, su obsesión, o rojo de vergüenza acordándose de los negocios de Begoña...

Pero lo que hace que me pregunte si no me estaré equivocando de género -musical- y en realidad este Pinocho de tres al cuarto sea la diva todopoderosa de Aída o La Traviata es su vomitiva actitud cuando no había nada que comunicar, cuando no había tomado decisión alguna -ni jamás hubo intención de tomarla- y va el siniestro bufón nada menos que a ver al Rey, a primera hora, como diciendo "eh, no se vaya usted a creer que recibirle con las manos en los bolsillos justo antes de iniciar la comedia fue un acto espontáneo, qué va, aquí estoy y ahora me toco los huevos delante de tus narices, te quito el papel protagonista y que sepas que voy a por esa corona que sólo puedo llevar yo. Que lo sepas".  Porque el objetivo principal de este sátrapa, no lo olvidemos, no son ni la prensa libre ni los jueces, no. Es el Rey, el que más le molesta y sin el que podría desplegar ante su reducido público entusiasta su verdadero papel, el de Diva Absoluta.

Así que no nos engañemos, no nos dejemos cegar por los numerosos árboles que nos ponen delante. Es cierto que le conviene silenciar a la prensa y coartar a los jueces, pero un narciso sólo se preocupa de sí mismo, ni ciudadanos, ni compañeros de partido ni familia tienen el menor valor cuando de buscar notoriedad se trata, y qué mayor notoriedad que ocupar el lugar del Rey. Así que acuérdense de lo que les digo; Luis XIV a su lado, un sargento chusquero. Al tiempo.   

Pero que no se le olvide al felón más grande de todos los tiempos que cuando James Cagney le anunciaba a su mamá en "Al rojo vivo" que por fin había llegado, como le prometió, a la cima del mundo, una terrible explosión le dejó sin poder disfrutar del poder y la gloria obtenidos, también en su caso, de manera irregular, por emplear un verbo suave y así evitar, de paso, caer en las garras de la nueva censura que se nos anuncia. Que igual me cierran el blog o incluso me llevan preso sin posibilidad de amnistía, que esa solo es para los secuaces ¡uy, quería decir amigos!  Qué cosas, hoy seguramente a Cody Jarrett, el personaje que interpreta Cagney, no se le llamaría gangster sino, más que probablemente, regenerador de  la democracia o paladín de la libertad. En fin, como un Rey le dijo al Cid, éste sí auténtico defensor de su reino, "cosas veredes que farán fablar las piedras". Y hay que reconocer que en eso sí es un verdadero líder. Ojipláticos nos tiene.      

domingo, 27 de diciembre de 2020

Disparates navideños

Llevamos unos días metidos en un sucedáneo de Navidad por obra y gracia de estos políticos nuestros, de estas mentes pensantes tan atinadas como el gran Illa, Illa, maravilla, este señor ministro responsable de gestionar y dar soluciones a la pandemia que nos asesina lentamente y que, en un alarde de sinceridad rayana en el patetismo, confiesa el pobre que "lo he hecho lo mejor que he podido". Claro, si esto fuera la final de florete del campeonato de Asturias, pues sonaría aceptable la disculpa, que es lo que este hombre ha emitido con la boca pequeña. Pero si de lo que hablamos es de la conducción de una crisis sanitaria sin precedentes que se ha llevado 50.000 vidas de españoles que no se iban a morir todavía, decir esto es un escándalo, directamente. A este nivel y con la que está cayendo, no sirve. Hace meses que debió haber renunciado si lo que nos iba a ofrecer es esta inacabable sucesión de bandazos sin ton ni son que ha parecido de todo menos una gestión capaz y organizada del desastre. Si esto es lo mejor que ha podido ofrecer, gracias, pero se podía haber quedado en su casa desde el principio, si esta gente supiera conjugar el verbo dimitir, claro, que va a ser que no.  

Pero este país nuestro, tan dado al jolgorio y a la pérdida de tiempo, inmerso en un drama de proporciones desconocidas que amenaza con cambiar nuestras costumbres para siempre, además de aguantar confesiones de inutilidad manifiesta como las de Illa, se desayuna cada día con una o varias chorradas descomunales provenientes de gente que, o no tiene vergüenza, o sencillamente son caraduras profesionales. Vamos a poner tres ejemplos palmarios, verán qué risa.

Una feminista extrema militanta de Unidas Podemas, concretamente la sinpar Jacinta Rebolledo, (no podemos confirmar si tan hilarante nombre es real o supuesto), de esas que llevan a gala no ducharse ni depilarse las axilas, ha pedido en serio, por escrito y ante periodistas y periodistos, que el Gordo de Navidad deje de llamarse así por "sexista", "incitar al odio", así, sin respirar ni nada, oiga, y además por "favorecer subliminalmente el bullyng". Es decir, a ver si me aclaro, que cada vez que un ciudadano escuche que el Gordo ha estado muy repartido, que en principio parece una buena noticia, en realidad no, porque persona que escuche eso, persona que se pone de inmediato a insultar gravemente al vecino o incluso, llegado el caso, a apalearle los lomos sin descanso hasta dejarlo más suave que una alfombra persa. Y es sexista porque es masculino, o sea que debería, en todo caso, llamarse la Gorda, oiga, ha salido la Gorda, cuidado que no le pise que le avía...Esta tipa, fea como el demonio, por cierto, a día de hoy no ha rectificado. Por ello, deduzco que esta colección de dislates no es fruto del consumo desorbitado de estupefacientes ni de una noche de alcohol y desenfreno, no, simplemente es que Rebolledo tiene el cerebro abollado. No encuentro otra explicación. 

Pero el cupo de gilipollas en España es enorme, por eso a los pocos días podía leer en la prensa que un colectivo de mujeres de Sevilla sin especificar -imaginen el tamaño de la parida que ni se identifican ya- le han propuesto al director de TVE la retirada de las series Bob Esponja y La Patrulla Canina porque, atención, "vulneran la dignidad de las niñas y normalizan la discriminación por razón de género". ¿Perdonen? ¿Bob Esponja? Pero si los dos personajes masculinos son los mayores botarates de la historia de la televisión desde Torrebruno, si ni siquiera disponen de cerebro, si la lista de la serie es la única que es personaje femenino, una tal Arenita, ¿pero qué quieren, descojonarse de nosotros o quedar como Patricio? ¿Y la inocentona y encantadora Patrulla Canina? ¿Sexista? Definitivamente, están enfermos. Si seguimos así, entonces todos los clásicos infantiles no sólo de los Hermanos Grimm o de Andersen, sino incluso los cómics más populares tipo Superman o Spiderman, o Batman, qué hacemos, ¿los quemamos en la hoguera a lo Gestapo? Y personajes como Holmes y Watson, James Bond o Aureliano Buendía, por citar cuatro, ¿los borramos de la historia y los convertimos en machistas impenitentes por el hecho de ser protagonistas masculinos de relatos maravillosos que esta chusma jamás soñó entender?

En fin, cuando uno ya creía que el tarro de la estupidez estaba lleno hasta los bordes, hoy, un buen amigo al que le encanta cabrearme, me manda un enlace de una noticia que nos comunica que las juventudes socialistas de Madrid, parece que hasta las cejas de barbitúricos, han promocionado unos dibujos pintados con sangre procedente de la menstruación de unas señoras. La cosa no sería para tanto si no fuera por las declaraciones adyacentes, del tipo "la menstruación es política", "es una manera de normalizar estos líquidos femeninos" (sic) o "menstruar dignamente no está al alcance de todas las mujeres y así se vulneran nuestros derechos"???? No me jodas, hablando eufemísticamente. Es decir, que ¿cuando mi mujer tiene la regla, está dando un mitin? ¿Líquidos femeninos? ¿El hombre no sangra? ¿Cómo es una menstruación digna?  ¿E indigna? Luego dicen que una regla dolorosa es un "mito" ¿Les presento a varias mujeres que les van a poner la cara del revés como les digan semejante disparate? Por cierto, ustedes que gobiernan, feminoides empedernidas, ¿para cuándo el IVA reducido en compresas y tampones? ¿Se les ha olvidado ya su famoso "impuesto rosa"? Ay, qué poquitas nueces tomamos.

Mañana es 28 de diciembre, día de los Inocentes. No se equivoquen. Hoy es 27 y aquí se ofrece una muestra de que en España lo que sobra es tiempo para perderlo, sobre todo en las filas de estos progres acomplejados que no son más ridículos porque, sencillamente, su cabeza no da para más. Incluso en una época terrible, que será recordada en los libros del futuro por su crudeza y dolor, aparecen memos incurables, lerdos profesionales y simples tontos de los cojones para darle trabajo a gente que como yo suele ocuparse de estas cosas sin importancia para, mientras nos dejen, seguir riéndose de esta piara de fatuos ridículos y sus excrecencias mentales. Felices fiestas e intenten disfrutar de 2021, al menos de todo lo que esta panda no pueda pervertir. Y si me lo permiten, no se relajen porque nunca se sabe, miren si no lo que han hecho con Venezuela.            

 

jueves, 9 de abril de 2020

El pico y las palas

Jaizkibel, o lo que cuesta ascender un pico
Como ya saben los habituales, servidor cumplió el servicio militar en Irún, concretamente en el Batallón Colón de Cazadores de Montaña. Como su nombre indica, esta unidad de Infantería se dedica, básicamente, a llevar a cabo sus misiones en un entorno montañoso y a trepar y descender por tortuosas laderas llenas de rocas, nieve, barro o lo que la naturaleza disponga. Así que, tras un añito en ese particular infierno, de picos sé un poquito. Empezando por Jaizkibel y Zubeltzu, muy próximos al acuartelamiento del barrio de Ventas y terminando en los terribles Pirineos Navarros, el que esto escribe se hartó de subir y bajar cimas, crestas y picos entre tremendos sufrimientos físicos y, por supuesto, psíquicos, pues al comenzar una marcha jamás sabías la duración, el desnivel o las condiciones del terreno que te esperaban. Tras unas cuantas horas, cuando había algo de confianza con el sargento, le preguntabas discretamente: "mi sargento, ¿queda mucho para llegar al pico?". Quitándole siempre importancia, solía responderte algo así como "nada, Moreno, esto es un  paseo de maricas, llegamos en un  periquete". Obviamente la cosa se alargaba muchísimo, horas incluso, en las que uno se iba comiendo la cabeza cada vez más al tiempo que sus fuerzas físicas disminuían de forma alarmante. El pico, la deseada cima, no llegaba nunca.     

Como pitoniso, no tiene precio
Seguramente estas peripecias les suenan de algo en la procelosa actualidad que venimos sufriendo. Un tipo con la voz cascada aparecía todos los días en la pequeña pantalla asegurando que estábamos llegando al pico (hombre, ya se notaba que mucha idea no tenía cuando pronosticó que habría uno o dos casos en España). Al pobre no le ha dado tiempo a llegar, ha resultado caído en combate por el camino, pero sus sucesores, incluido un ministro de Sanidad que en realidad es filósofo -en serio, no les engaño-, continúan asegurando que está ahí mismo, que ya llegamos, que la curva se aplana y pronto iniciaremos el descenso. Pero ya ven que no. Esto es como una montaña rusa, unos días subimos, otros bajamos, pero aquí nadie tiene ni puta idea de por dónde se anda excepto los trabajadores del sector y los que tienen que garantizar nuestra seguridad. Los del poder, en Babia. Aunque yo tengo mi propia opinión y es que, en realidad, están como en la canción: "no te quieres enterar, yeah, yeah".

Me dirán ustedes que menuda chorrada, cómo no van a querer enterarse de la jugada, cómo no van a querer resolver este enorme embrollo. A  mi entender, porque les importa un comino que mueran personas mayores, jubilados. Es más, creo que cuantos más, mejor para ellos. Hagamos cálculos. A día de hoy van 15.000 muertos por el coronavirus. Suponiendo que las cosas vayan medianamente bien, se dan cifras totales en torno a los 40.000 fallecidos en España al término de la epidemia. De esos, el 75% aproximadamente perciben alguna pensión del Estado. Si tomamos una pensión media de 1.250 euros, multiplicada por 14 pagas obtenemos que el pensionista medio recibe al año unos 17.500 euros. Y, si damos por buena una cifra aproximada de 30.000 jubilados que van a fallecer en esta pandemia, nos sale que iban a percibir del Estado unos 525 millones de euros anuales. Cantidad que, evidentemente, se va a ahorrar el erario público de ahora en adelante. ¿Creen que esta noticia no entusiasma a alguno de los inútiles del Gobierno actual? ¿Creen que no lo han pensado? No seamos ingenuos.
 
Las víctimas del complot

Sigamos. Si hay esa cantidad de muertos, también habrá una cantidad muy similar de herencias a las que aplicar el Impuesto de Sucesiones que, en las autonomías de izquierdas, sigue siendo un instrumento recaudador muy importante. Varias decenas de millones más, en este caso no sólo provenientes del fallecimiento de jubilados sino también de personas más jóvenes. Los llamados daños colaterales.     

Por último, planteémonos qué tipo de personas se están marchando. Casi todos son aquellos que construyeron el país modélico en el que nos habíamos convertido, los que trabajaron por una España libre, moderna, sin rencores absurdos, los que diseñaron y vertebraron unas sólidas estructuras económicas, políticas y judiciales y dotaron a los ciudadanos de unas leyes justas y avanzadas a su época, empezando por la Constitución de 1978. Todos esos profesionales intachables, médicos, abogados, políticos incluso, son los que están desapareciendo, para jolgorio y deleite de estos golfos desharrapados, bestias incultas sin moralidad ni decencia que tratan de acabar con el Estado y sus símbolos, como la Corona, la Bandera o, incluso, su integridad territorial. 

Infectadas, pero de sectarismo
Para concluir, todo esto coincide en el tiempo con la Semana Santa, esa celebración cristiana con la que se ha tratado de acabar reiteradamente desde las filas comunistas bolivarianas e incluso desde el nuevo socialismo sanchista y que, visto el éxito obtenido y como no hay mal que por bien no venga, este año con gran alborozo y no poca rabia contenida han conseguido retirar del calendario con la esperanza de que las espectaculares procesiones y demás ritos sagrados caigan en el olvido, los muy incautos. Un mes antes, desde el Gobierno irresponsable se alentó a acudir a unos eventos masivos, sectarios y muy peligrosos para la salud de los asistentes y de los que no fueron -como después se ha demostrado fehacientemente- y no tuvieron inconveniente en promover los contagios, en propagar la enfermedad y en propiciar un auténtico genocidio, que es en realidad lo que estos indecentes, estos desgraciados resentidos y miserables han conseguido. Desde la tan recordada Guerra Civil, ningún Gobierno de España había tomado unas decisiones que ocasionaran tal cantidad de muertes. Les joderá horrores, pero es lo que está ocurriendo. Un auténtico genocidio.

Lo que tratan de ocultar. Ojos que no ven...


Por eso, cuando lleguemos al famoso pico -si es que llegamos-, antes, durante y después, lo que no va a haber en España es palas suficientes para enterrar a nuestros muertos. No hay respiradores, no hay equipos de protección, no hay tests para confirmar la enfermedad, no hay cerebros en el Gobierno, no hay palas para tanto entierro. Ahora, hagan un pequeño esfuerzo imaginativo y, simplemente, piensen qué estaría ocurriendo si el Gobierno fuera de derechas. Como el virus, la verdad está ahí fuera. A la vista de todos. Sólo hay que querer mirar. ¿Queremos?  

     

jueves, 16 de enero de 2020

Fechorías anales y de las otras

Va a hacer un año que no escribo nada. No por falta de ganas, que también, sino porque son tantas las bobadas, memeces y fechorías intelectuales de la progresía actualmente dominante en lo que antes era España que uno no sabe ya ni por dónde empezar, ni qué noticia es digna de comentar o no, ni mucho menos si es pertinente dedicarle atención a esta caterva de mamelucos que nos invade o es mejor dejar que el tiempo haga su trabajo. Como les digo, resulta difícil saber si conviene estallar en un ataque monstruoso de ira y vomitar espumarajos plenos de rabia y rencor o es mejor adoptar una pose pasiva, ponerse de perfil y hacer como que la cosa no va con uno.

Esto era así hasta que llegó Gimeno. Beatriz Gimeno. Y lo jodió todo, aunque por ahora, es un decir. Esta señora, por llamarle algo, es directora del Instituto de la Mujer, que debe ser parecido al Instituto del Hombre, porque supongo que lo habrá -¿o no?- y tiene entre sus máximas inquebrantables el convencimiento absoluto de que, si de verdad queremos alcanzar la auténtica igualdad entre hombres y mujeres, los hombres tenemos que ser sistemáticamente penetrados analmente por señoras armadas con gruesos falos sintéticos. Así, sin vaselina ni nada. Esta mujer podía haber sido tan guapa como Claudia Schiffer. O resultona como Salma Hayek. O simplemente presentable, como Irene Montero. Error. Es un callo malayo de proporciones bíblicas, como por otra parte suele suceder con todas aquellas que proponen hacernos a los hombres toda clase de fechorías con la disculpa de buscar una pretendida igualdad que, se pongan como se pongan, es sencillamente imposible en muchos aspectos de la vida. No falla. Es escuchar una gilipollez antihombre y detrás está una fea de cojones, generalmente mal encarada y peor vestida, probablemente oliendo a sobaquillo y con una halitosis galopante. Nunca una modelo, un bellezón, un pibón, vamos, si me permiten en estos tiempos tenebrosos usar semejante palabrota. Jamás. Feas a go-go por todas partes. Y sucias. Y despeinadas. Unas auténticas gorrinas que sueltan bilis contra los hombres sin control aunque, muchas veces, se comprende el motivo. No hay uno que las soporte, siquiera les dirija una mirada de soslayo. Son ignoradas, nadie las quiere seducir, y eso crea rencor, odio incluso. En realidad son personas acomplejadas que sufren graves trastornos psíquicos y por eso nos quieren hacer daño. Nos quieren joder. Nos quieren porculizar. Acabáramos.
 
La "prota" absoluta. Sin palabras

La trastornada ésta, la tal Gimeno, tiene un curriculum que la verdad es que acojona. Por lo menos a un tío simplón como yo. Primero, sin que se encuentre explicación, conoció varón, casóse con él y tuvo un hijo. Hasta ahí del montón. Una pija de mierda, vaya. Se separó. Estupendo. Emancipación, empoderamiento, la de mi madre. Pero ¡ojo! que ahora viene lo bueno. Se empareja con una mujer, se debió de dar cuenta que le iban más, pero no, ¡error!, en el fondo le iban los penes y la pareja se operó para ponerse uno. La cosa no debió de funcionar porque la Gimeno abandonó a la señora con colgajo y se fue con otra de las de siempre, con vagina y tal, que es a la sazón directora de Diversidad y LGTBI que debe ser lo mismo que el Instituto para la Heterosexualidad, porque supongo que habrá uno ¿o no?

Entre sus teorías, está aquella de que el primer sexo oral de nuestros hijos deben practicarlo con nosotros, con los padres. Del que no es oral se desconoce su opinión para iniciarse, si es mejor con un amigo, hermano, objeto tipo plátano o con el negro del whatsapp. Todo es posible con esta degeneración humana. Pero lo que sí está claro, lo diáfano del pensamiento de este engendro es que, al hombre, hay que darle donde más le duele. Por detrás. Para que aprenda lo que supone la terrible humillación de sentirse penetrada. La pregunta que me surge para Gimeno es: ¿a tí te han penetrado alguna vez o el hijo lo tuviste in vitro? Porque si crees que una mujer y un hombre haciendo el amor es humillante para ella, si piensas en serio que el acto del coito es degradante por el mero hecho de la fisiología de quienes lo practican, una de dos; o nunca has catado la cosa, o simplemente lo has hecho mal. No por tu culpa, no te alarmes, sino porque tus parejas igual no sabían muy bien por dónde se andaban aunque, si me lo permites, espabilada precisamente no pareces. Y además, si me vuelves a permitir, tienes un problema mental muy grave cuando afirmas que "la heterosexualidad oprime a las mujeres". ¿Entonces supongo que a los hombres también? ¿Abogas por la homosexualidad así en general, o solo por el lesbianismo y al gay que le den? ¿Crees que otras características de la persona, como por ejemplo la sinceridad, la puntualidad o el aseo personal, también oprimen a la mujer? Al fin y al cabo no dejan de ser cualidades que obligan a una cierta disciplina y a contar con los demás...

Y si nos salimos del ámbito sexual, por el que esta mujer parece estar obsesionada, las creencias y afirmaciones de, no lo olviden, un cargo público de alto nivel, directora a la sazón, son aún más aberrantes y asombrosas. En una ocasión dijo que "habría que vaciar las cárceles y que no haya presos" -¿y los violadores múltiples o las manadas que atacan en grupo? Supongo que directamente a la horca- y en otra justificó la quema de iglesias durante la Guerra Civil, diciendo que "el catolicismo se lo había ganado a pulso". Imagino que los asesinatos de curas y monjas y las profanaciones de sus restos fueron muy merecidos.  

En cualquier caso, ahora que el poder nos quiere sodomizar más aún, yo quiero decirle a esta gentuza que a mi ya me da todo igual. El año pasado un médico decidió que mi salud requería realizarme una fechoría anal y ya entonces perdí toda mi presencia de ánimo y no tuve más remedio que acceder y permitirle a una enfermera que violentara mis más profundas convicciones y me hiciese probar esas sensaciones tan desagradables que usted propone imponernos por la fuerza. Así que ya le digo que yo estoy curado de espanto. A ver qué les parece la cosa y si se dejan los millones de varones que todavía hoy se niegan a perder su virginidad trasera. Aunque, y permítame la grosería, Gimeno, y se lo digo porque es muy evidente que no está usted en su sano juicio, lo que yo creo que es mucho más urgente en nuestro país que el varón sodomizado es la gratuidad absoluta de la asistencia psiquiátrica. Porque a varias como usted les hace muchísima falta. Se lo digo como amiga.               

jueves, 14 de febrero de 2019

El "crack"

Uno, que es asaz incauto, sumamente iluso, algo inocente, pero que no se considera un idiota de campeonato, tenía esperanzas de que este año, al fin, el tan manido y convenientemente denostado VAR acabase con las seculares y constantes injusticias que los clubes de fútbol no tan poderosos venían sufriendo a todas horas frente a los dos autodenominados transatlánticos de la liga española que, desde hace décadas en el caso de uno, desde hace pocos lustros en el del otro, rigen con mano de hierro los designios de, no sólo las competiciones nacionales, sino también de las internacionales sin que ni toserles pueda uno.     

Cuando el que escribe asistió, anonadado del todo, a aquel infame penalty señalado con 0-3 en un partido contra la Juventus que se encaminaba a una prórroga que iba a ser la tumba del equipo blanco de Madrid y escuchó y leyó todo tipo de justificaciones en la prensa vendida al presidente de cierta constructora del IBEX-35 acerca de la justicia del máximo castigo, ya se barruntaba que la cosa no tenía remedio y que ni siquiera en Europa estábamos libres de la manipulación sempiterna de la competición por parte de unos. Y lo que se discutió entonces no es que la jugada no fuera susceptible de señalar penalty, no. Lo que los forofos del club implicado no entendieron ni entenderán es que, para señalar una falta de tamaña transcendencia, su claridad debe ser proporcional al tamaño de Júpiter por lo menos, dado el minuto y la importancia de lo que podía acontecer. Y el enorme peso de una decisión de ese calibre jamás, digo bien, jamás, se ha inclinado en contra del club de Concha Espina. 

Pero haciendo gala de su inocencia y su confianza en la tecnología, el que suscribe se echó en brazos del VAR, que tras su buen uso en el Mundial parecía la panacea para librar a los clubes más pequeños de las, nunca mejor dicho, "arbitrariedades del sistema". Error. En cuanto comenzó la competición doméstica nos dimos cuenta que aquí no iba a funcionar agarrado a la justicia sino al revés, agravando la injusticia y agraviando, aún más si cabe, a los perjudicados habituales. Mientras el equipo blanco era llevado a la deriva por el infausto Lopetegui nada ocurrió, ellos solos se condenaban partido a partido. Pero en cuanto comenzaron los más ligeros atisbos de reacción, ya se encargó el presidente de ACS de llorar a moco tendido en los medios por lo mal que les trataba el VAR -a ellos, fíjense bien- e incluso llegó a abandonar la Federación a modo de protesta ante las brutales injusticias sufridas, que se resumían en un penalty no señalado al nuevo Balón de Oro Vinicius frente a la Real Sociedad. El ruido mediático que armaron alcanzó tal magnitud que, a día de hoy, sin duda son los máximos favoritos para ganar liga y copa del Rey. Por el camino, si no les importa, han dejado hecho unos zorros a mi club, el pobre Atlético de Madrid, al que se le birló un penalty clamoroso en Sevilla contra el Betis con 0-0 en el marcador -reconocido hasta por la fanfarria vikinga- y otro en su propio estadio frente al vecino todopoderoso, a la par que se le pitaba uno escandaloso en contra y se le anulaba un tanto al pobre Morata, que lleva dos penales sufridos y un gol anulado sin que el colegiado de turno se haya despeinado y el pobre, con sus antecedentes blancos, no entiende nada de nada. Es decir, en román paladino, no podía ser, no se podía tolerar una desventaja con el Barcelona de 10 puntos e ir por detrás del eterno rival madrileño. Había que solucionarlo y se hizo a conciencia.

Que no se entienda esto como una crítica dirigida únicamente al vecino de Chamartín, porque los catalanes también han tenido su bonita ración de favores, como por ejemplo fue dar válido un gol de Suárez tras patadón alevoso en la boca al pobre Cuéllar, o que ese desagradable jugador no haya sido nunca expulsado a pesar de sus continuas faltas de respeto a árbitros y compañeros de trabajo. Pero, qué curioso, ha sido acercarse los blancos en la clasificación y variar el sentido de los errores. El domingo pasado en San Mamés, minuto 95, árbitro madrileño Del Cerro Grande, escandaloso penalty cometido por Yeray sobre Semedo, ratificado por los 5 comentaristas de Movistar +. ¿Qué ocurre? Sospechosamente, Del Cerro se va por ahí mismo, se traga el silbato y señala...el final del partido!!! Óle y óle!!! A la antigua usanza, para que no se diga.

Pero bueno, a pesar de sufrir estas penalidades en las competiciones patrias uno se consolaba con que llegaba el VAR en los octavos de final de la Copa de Europa y con que lo del año pasado ya no iba a ocurrir más. ¿No? ¿No querías caldo? Toma dos tacitas. En los primeros 4 partidos se utilizó una sola vez el artilugio. ¿Para qué? Por supuesto, a mayor gloria del Real Madrid. La anulación del gol de Tagliafico perpetrada ayer por el señor Skomina, esloveno para más señas, no solo iguala sino que supera la ignominia del penalty del año anterior frente a los juventinos. Marca el Ajax el tanto y podemos ver a Courtois, ese caballero, lamentarse por su grave error, al resto de los jugadores cabizbajos y meditabundos. Ninguno protesta. A ninguno se le ocurre que el gol no sea legal. Hasta que alguien de arriba dice: "Skomina, tío, vete a verlo al monitor y anúlalo como sea. Inventa lo que quieras, pero ese tanto ha de ser invalidado". Podemos ver al ínclito colegiado dudando, a veces incluso temblando, indagando ante la pantalla "qué pitaré, Dios mío, ilumíname", hasta que se le ocurre algo y, dudando, pero sabiendo perfectamente lo que está haciendo y cómo se llama esa acción, hace la famosa señal rectangular en el aire de Amsterdam y se lía la mundial. Huelga decir que los holandeses estaban arrollando a los de Florentino, se ponían 1-0 y peligraba la integridad futura del emblema europeo de la limpieza y la transparencia. Y entonces, tras escuchar cómo ni Valdano, ese Séneca, acertaba a explicar lo que pasaba, algo hizo crack dentro de mi. Después de 55 años de amor, placer, indulgencia, pasión, creencias, también dolor y disgustos, después de toda una vida dedicada a seguir de forma impenitente a este deporte, algo se quebró. Algo terminó, algo acabó. Tomada conciencia de la imposibilidad de que este negocio sea justo ni por asomo, ni siquiera con la tecnología, de que la 14ª Champions ya tiene ganador -acabo de hacer una jugosa apuesta en william hill, les aconsejo hagan lo mismo- y que cualquier cosa que hagamos los mortales va a dar exactamente lo mismo, que el destino ya está escrito por el millonario del ladrillo con cara de perrito llorón, he decidido retirarme del fútbol de alta competición.    

No es que ya no me guste, que me canse de perder, o que no entienda el funcionamiento de las reglas y de la tecnología, que también. Es, sencillamente, que ya no me lo creo. Y, como dijo Gandhi, yo también pienso que "más vale ser vencido diciendo la verdad que triunfar por la mentira". Sé que muchos me entenderán. El resto, francamente, parafraseando a Rhett Butler, me importa un bledo.      

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Mintiendo bajo la lluvia

El cocinero, aunque más parece el fraile
Esta vez no podrán achacarme haber caído en la precipitación. Hace ya diez días que se celebraron las elecciones andaluzas y todavía no había dicho esta boca es mía. Ni a favor de los partidos de la derecha vencedora ni en contra de los líderes del clientelismo, el amiguismo y la corrupción más grande que ha soportado ente autonómico alguno en los 40 años de democracia, esa izquierda disfrazada de cacique todopoderoso que ha repartido prebendas día tras día durante los últimos 36 años en aquella tierra sureña tan maltratada históricamente por sus nefastos dirigentes. Y, -esto último ya si roza lo milagroso-, por si lo anterior no tuviera mérito bastante, aún no había salido a despedazar al inefable Tezanos, aunque es lo que debería haber hecho desde el minuto 1 después de conocer los verdaderos resultados de los comicios. 

Lo que Tezanos deseaba...
Pero todo en esta vida tiene un límite, y el mío con este tipo ya ha llegado. Le he otorgado generosamente diez días para ver si tenía la honorabilidad de salir a disculparse, a pedir perdón a los españoles por habernos mentido como un bellaco con sus sondeos recocinados hasta la calcinación absoluta e, incluso, de dimitir. Qué va. No ha hecho ninguna de estas cosas, por supuesto. Ingenuo de mi, pensar que un elemento puesto ahí a dedo sin la menor cualificación, únicamente por su militancia política en el partido que sostiene a Snchz, iba a tener la hombría de renunciar tras el ridículo espantoso de sus predicciones torticeras, pues estaría bueno, si nadie dimite en esta jaula de grillos en que han convertido el país, ni una ministra de Justicia homófoba, ni un ministro de Ciencia que defrauda a Hacienda, ni tampoco un juez venido a ministro de Interior que justifica las algaradas de los mastuerzos de los CDR en Cataluña, qué coño voy a dimitir yo, se habrá dicho el interfecto. Y con toda la razón.

...y la dura e inexorable realidad
Supongo que sabrán que este tío, con todo el morro que se puede tener en esta vida, había "pronosticado" 47 diputados para el PSOE. Obtuvo 33. Y para VOX dejaba las migajas, 1 escaño y gracias. Al final, fueron 12. Entre las predicciones tipo bruja Lola de Tezanos y los comicios no crean que transcurrió una eternidad ni que sucedieron varios cataclismos mundiales mientras tanto. En cuestión de un par de semanas, la "opinión pública" dio un bandazo de no te menees y varió sus gustos de carne a pescado en un santiamén. Y lo peor no es que los errores de la "encuesta" sean de campeonato, lo peor es que tratan de justificarlos de cualquier manera tomando a los españoles por tontos del tó. Eso es con lo que no puedo. Vale que la cagues, ya sea por incompetente, por tonto, por tendencioso o por las tres cosas a la vez. Pero que me lo vendas como un "cambio de tendencias" o alguna jerga técnica similar, como si el público asistente fuera deficiente mental, lo llevo muy mal.

Tezanos. Qué pena cuando tu nombre lo compartes con un vulgar ratero
En fin, qué más se puede decir de un mendrugo como éste. Por ejemplo que Tezanos es un término indefinido, no significa nada, ni siquiera aparece en el diccionario, excepto que se trata de un encantador pueblecito cántabro perteneciente al municipio de Villacarriedo. Si se apellidara Tenazas imaginen los chascarrillos que podríamos disfrutar en estos tiempos de memes y de memos. Si fuera Tazones, además del plural de tazón, recipiente semiesférico y generalmente sin asa, nos recordaría al precioso pueblo asturiano donde desembarcó Carlos I -que no V- a principios del siglo XVI en su primera visita a España. Pero no, tiene que ser Tezanos, para desgracia de sus 396 habitantes, que están sufriendo todo tipo de burlas y befas como consecuencia de las disparatadas encuestas del homónimo.

Dixie defendiendo a Jinks...lo que hay que ver
Y a todo esto en el Senado, los grupos de la oposición han preguntado por el pollo éste, a ver si va a asumir algún tipo de responsabilidad. ¿Saben quién ha salido en su defensa? La de Dixie y Pixie, la insigne lingüista Carmen Calvo, a la sazón inaudita vicepresidenta del Gobierno. ¿Se ha disculpado? No, qué va, ha acusado a los que preguntaban de mil y una cosas, entre ellas seguro que de "fascistas", eso que no falte. Y ha mentido. Si Tezanos miente, no va a ser menos la ministra. Ha mentido tres veces, como Pedro -el santo, no su jefe, que éste le supera con creces-. Primero dijo que el PP nunca había ganado unas elecciones en Andalucía. Falso. En 2012 Javier Arenas lo hizo, aunque la alianza del PSOE con IU hizo que éstos formasen gobierno. Segundo, afirmó que los populares nunca habían pedido la comparecencia de Tezanos en la Cámara. Falso. Lo hicieron en agosto, cuando ya se empezaba a ver el percal del nuevo CIS. Y tercero, como sabía que lo de la militancia del tipo en el PSOE no tiene defensa, intentó enmierdar a Pilar del Castillo, que fue directora del organismo público entre 1996 y 2000, asegurando que ella militaba en el PP por aquel entonces. Falso. Se dio de alta en ese partido en 2002. Mintió -como siempre- la señora Calvo -o Calva- y no pasó nada. Así que Tezanos pensará, con mucho juicio, que si a una ministra del Gobierno nada le sucede por faltar reiteradamente a la verdad, qué le va a pasar a un simple correveydile que cumple órdenes como él. 

Y así pasa el otoño y pasará el invierno, lloverá mucho y nevará algo, caerán sobre nosotros borrascas y ventiscas, incluso alguna tempestad pero, abstraídos en nuestros pensamientos profundos y concentrados en pasar el rato lo mejor que se pueda, daremos rienda suelta a las pasiones más primitivas y comeremos, beberemos y danzaremos bajo las inclemencias sin otro paraguas que nuestras cabezas y sin otra protección, finita pero eficaz, que la mentira, el engaño, el retruécano y la hábil prestidigitación a ver si escampa y llega la primavera. Sobre todo para los irreductibles 396 de Tezanos. Que Dios los ampare, pobrecitos. Feliz Navidad a todos e infeliz solsticio de invierno a algunos, sobre todo a los mentirosos recalcitrantes. Que en 2019 nos veamos libres de ellos.
    
Navidad es Natividad, no un gordo barbudo vestido de rojo

jueves, 22 de noviembre de 2018

Tentando al lobo

Prieto, Largo e Iglesias. Ellos siguen marcando el camino
El hecho ocurrido ayer en el Congreso de los Diputados no es noticia. El bufón que lo ha propiciado y sus secuaces separatistas no hacen sino interpretar una comedia que lleva ya varios años en cartel a pesar de la desidia de los espectadores que, abochornados, asisten una y otra vez a los mismos disparates, a idénticos chistes de mal gusto y a la parafernalia ornamental en forma de estrafalaria vestimenta, gestos chuscos o insanos exabruptos que el grupito de los escaños de arriba nos ofrece cansinamente día tras día desde hace ya demasiado tiempo. Lo de ayer fue, sencillamente, un pasito más hacia el objetivo, el mismo que hace 80 años marcaron Pasionaria, Largo Caballero o Iglesias (el verdadero): "señoría, antes de que su partido llegue al poder, consideramos que debemos llegar al atentado personal...". Y en esas estamos.

El cerdo cobarde en cuestión (presunto, claro)
Ayer, un siniestro supremacista catalán sobrepasó la barrera del insulto soez y dio un pequeño paso para el separatismo pero un gran salto hacia la destrucción del sistema democrático actual. Un cerdo repugnante, acogido vergonzantemente a las siglas ERC, le lanzó un escupitajo al ministro Josep Borrell cuando abandonaba -ojalá fuera para siempre- el hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo. Parece que en las imágenes no se aprecia el agravante de esputo, pero el simple hecho de realizar semejante afrenta a un ministro de la Nación que, además, es casi un anciano ya, supera los límites que deberían consentirse a un representante de la voluntad popular, aunque esos a los que representan probablemente también hubieran duchado a Borrell. Personalmente, a mi que soy muy futbolero, siempre me ha parecido la agresión más asquerosa, más ruin y más deplorable en ese mundillo tan imitado después por la vida. Puedo comprender que un jugador, cabreado como una mona porque le han golpeado y con los nervios de punta, llegue a atizarle un puntapié a su rival, o incluso que le arree un sonoro bofetón, ambas decisiones reprobables y merecedoras de sanción. Pero, escupir a un contrario, siempre me ha parecido que es un acto premeditado y alevoso, que trata de denigrar completamente al rival y que, desde luego, deja al que lo emite como un sucio animal y marcado de por vida como un indeseable.

El ejemplar Juanito, practicando el lanzamiento de esputo con un compañero


El bufón de la Corte. Lo hace bastante bien, la verdad
Todo este vergonzoso incidente procede de la sobreactuación, una más, del bufón apellidado acertadamente Rufián, amigo de los focos y de los chismes, del "que hablen de mi aunque sea mal", de la falta de respeto a todo y a todos, como demuestra cada día interrumpiendo, gritando e insultando a todo el que no piensa como él. Aunque pensar sea un verbo que no conjugue con frecuencia, la verdad. Ahora le ha dado por llamar "fascista" a todo aquel que crea que lo que están haciendo los racistas catalanes es deleznable y criticable. Borrell, autor de varias lecciones magistrales que han dejado sin palabras a las señorías separatistas, es también un fascista, fíjese usted qué cosa. Y todo porque no comulga con las tesis que pretenden acabar con nuestro país, con quienes defienden la supremacía catalana frente al resto de pueblos de España. Si le dices a Rufián que es un golpista, él lo deja todo de inmediato y te llama fascista. Y tú más, que decíamos de párvulos. Qué pobre retrasado, confundiendo el Congreso con el aula de EGB. Y encima la profe le echa de clase. Seguro que es que le tiene manía. Como si lo viera.

Pedro y los lobos. No debería darles la espalda. Es un consejo
Esto de llamar fascista al rival político no es de ahora. Hace ya casi cien años, se daban casos curiosísimos, incluso entre rivales de postín dentro del mismo partido. No sé si conocen lo ocurrido entre partidarios de Largo Caballero -otro que tal bailaba- y de Indalecio Prieto, los dos personajes socialistas más influyentes allá por los años 30 del siglo pasado. Poco antes de la guerra, Prieto acudió a Écija a dar un mitin a correligionarios del PSOE. En la población sevillana parece que se encontraban muchos partidarios de Largo, que acusaban a Prieto de "blando".  Este defendía la República a toda costa, mientras que Largo Caballero estaba dispuesto a ir a la contienda civil con tal de acabar con los que él llamaba "fascistas", qué coincidencia. Pues bien, en la plaza de toros de Écija se encontraban fervientes partidarios de ambos. Al llegar Prieto, se recrudecieron los insultos y los alaridos a favor de Largo. De los tendidos salían botellas y piedras que pretendían alcanzar a don Indalecio que, viendo el cariz que tomaba la cosa, optó por cancelar el mitin y marcharse con viento fresco. Pero, lejos de permitirlo, los secuaces de Largo desenfundaron sus pistolas y la emprendieron ¡a tiro limpio! contra la comitiva que se daba a la fuga al ver peligrar sus vidas. Hubo cinco heridos de bala y a un asesor de Prieto le salvó la Guardia Civil de un linchamiento seguro. Más allá de los hechos, muy esclarecedores de los derroteros que estamos empezando a pisar de nuevo, queda como lección para hoy el insulto principal que los de Largo le lanzaban a Prieto. ¿Saben cuál era? Efectivamente. "Fascista". Un apelativo que, a fuerza de manosearlo, vale para cualquiera que no siga las instrucciones del que lo emite y que, cada vez que se escucha en el Parlamento nos acerca, un pasito más, hacia la descomposición del régimen del que hemos disfrutado los últimos cuarenta años y, por supuesto, como es de esperar, al propio y verdadero fascismo. Tanto tentar al lobo suele tener consecuencias. Será mejor que sus señorías no lo olviden. Por su propia seguridad. ¿Verdad, Pedro?