lunes, 28 de septiembre de 2015

Un viaje a ninguna parte

Como es natural, y puesto que yo no es que me considere, sino que soy español, he permanecido atento al sainete que ciertas personas sin escrúpulos han montado en Cataluña estos últimos meses en especial, aunque la cosa viene de mucho más lejos. Porque esto no es algo que de repente haya surgido como un tsunami incontrolable, no. Seguramente en esa región existen muchas personas a las que les gustaría independizarse de España. Como también las hay en Asturias, créanme. O en Valencia. O incluso en El Bierzo, que ni siquiera tiene el estatus de provincia. Y su manera de pensar es muy respetable. Lo que ya no es tan respetable es la manipulación interesada que, desde hace muchos años, unos malnacidos se han dedicado a aplicar desde la más tierna infancia en todos los estamentos de la sociedad catalana.

Poco a poco, con la vergonzante anuencia de los gobiernos del PSOE y del PP, los sucesivos mandarines de aquella región han ido adoctrinando en las escuelas a todos los niños de los 80 y 90 que, como es ley de vida, hoy son el grueso de los votantes que ayer ejercieron su derecho en las urnas. Y es que hay materias como la Educación, ese bien intangible que tanta importancia tiene luego en nuestras vidas adultas, que jamás debió haberse transferido a las Comunidades Autónomas. Ese error consentido por todos ha desembocado en esta vorágine incomprensible que estamos viviendo los últimos años.

También han influido mucho en la sorprendente deriva que el otrora moderado partido convergente ha tomado, los sucesivos escándalos de corrupción que han asolado el panorama político catalán. Atado por los verdaderos independentistas y amenazado con ser excluido del reparto, Artur Mas no tuvo más remedio, si quería seguir formando parte de este teatro que tomar las de Villadiego, liarse la manta a la cabeza y echarse al monte del separatismo más radical. Mucha ayuda recibió para iniciar el "proceso soberanista" del mayor inútil que en la política nacional ha existido; el nefasto Zapatero, ignorante, estulto y necio, no tuvo mejor ocurrencia que ponerle alfombra roja y puente de plata al nacionalismo exacerbado cuando dijo aquello de que "aceptaré cualquier Estatuto que sea aprobado por los catalanes". ¡Toma ya! Para qué quieres más, si el presidente español te lo está diciendo, cómo no vas a ponerte a ello. Y desde hace más o menos cinco tenebrosos años, obviando siempre la brutal crisis económica que ha asolado el país y por tanto también a Cataluña, sólo ha existido este viaje a ninguna parte que, si los implicados tuvieran dignidad, habría concluido ayer. 

Creo que los resultados sólo tienen una lectura honrada. Después de haber puesto la maquinaria del separatismo a máxima potencia, de haber manipulado desde la televisión pública catalana como no se recuerda en el mundo civilizado, de que el molt honorable -menudo sofisma- haya utilizado su poder para sesgar el proceso llamando plebiscito a unas elecciones y enlodado la campaña electoral hasta límites nunca antes traspasados en nuestro país, después de todo eso, lo que ha logrado respecto al año 2012 es la impresionante cifra de 9 diputados menos (62 frente a 71 sumando CIU y ERC), ha pasado de obtener un 44,4% de los votos a un 39,5% y ni siquiera sumando los sufragios de la siniestra CUP pasa de un 47,7% de partidarios de la independencia. ¿Qué mayoría es esa? ¿Pero de qué mandato de los catalanes hablan?

Pero es que además, incluso sumando los diputados obtenidos por los revolucionarios (10), suman dos menos que hace tres años. Y los votos que acumulan los partidos no secesionistas superan en ¡150.000! a los partidarios de la separación. No les digo nada si además valoramos la abstención, porque entonces ni uno de cada tres ciudadanos con derecho a voto ha refrendado la ruptura. ¿De qué compromiso con el pueblo catalán estamos hablando pues? No, no es con el pueblo catalán. Es con ellos mismos, porque como siempre, toda esta movida hace que tengan seguro el puestín (o el puestón) los de siempre, los paniaguados del sistema que en todas partes existen. Aquí en Asturias también lo sufrimos con FAC, otro salvapatrias que sólo vino a llenar el bolsillo y después si te he visto no me acuerdo.

Así que me parece que para este pírrico viaje no hacía falta el terremoto que han montado en toda la Nación. Si este es el independentismo claro y rotundo, que le cuenten este cuento a otros, porque no cuela. Simplemente se trata de pensar, de poder hacerlo, de querer hacerlo. Decía ayer Inés Arrimadas, la candidata de Ciudadanos y verdadera ganadora de las elecciones, que a partir de hoy España vuelve a estar unida, que se acabó la locura nacionalista. A la misma hora, la representante de la CUP, una señorita peinada a tazón que daba la impresión de haber descuidado sobremanera su higiene personal, dando grandes voces y realizando bastantes aspavientos, venía a decir que ahora ya vale todo, llamaba a la desobediencia civil y amenazaba con cumplir sólo las leyes que a ellos les gusten y las que no, pues eso, que las cumpla Rita. ¡Señor, qué contraste!        

Limpieza: desconocimiento o engaño

Durante el eterno mandato socialista, en Llanes iban mal muchas cosas, entre ellas la limpieza de los espacios públicos. La basura desparramada por doquier y siendo atacada por bandadas de agresivas gaviotas se ha convertido en una estampa típica del paisaje cotidiano. Pero al menos se baldeaba, se barría y se cuidaban los lugares ajardinados. Ahora, no. En estos cuatro meses, al menos en mi barrio, el emblemático y singular Cuetu, apenas se baldea, se barre de vez en cuando y, por ejemplo, el césped de la estación de autobuses no se ha segado ni una vez. No parece de recibo que los ciudadanos, tras una noche de desenfreno de los salvajes del botellón, tengan que llamar al Ayuntamiento -o al concejal de turno- para pedir el favor de que vengan a regar, que huele a meados que tumba, o a barrer, que es que resulta que hay botellas, cristales, vasos de plástico y demás restos de la barbarie etílica tirados por todas partes, cuando de esto están más que informados desde el alcalde hasta el último concejal.
Ni tampoco resulta lógico que la primera visión de nuestra villa que tiene un viajero que llega en autobús sea el aspecto selvático de los espacios ajardinados de la estación, con la hierba por las rodillas, los bardos por todas partes y los árboles sin podar. Ni que la preciosa senda del Carrocedo, una de las pocas obras públicas realizadas bajo la égida socialista que sumó y no restó belleza a nuestro pueblo, parezca la ribera del Orinoco, salvaje y llena de insectos ávidos de sangre humana. Ya no hablo de las cunetas de las carreteras locales ni de la limpieza de las playas, que serán temas que darán, seguramente, para comentarios referidos exclusivamente a esos aspectos. 
Recuerdo siempre mi primera visita a Lanzarote, en concreto a la zona de Playa Dorada. Todos los espacios públicos estaban completamente llenos de papeles y demás materiales fáciles de desplazar por el viento. Siempre. Todos los días. Parecía un pueblo abandonado del oeste americano. Nunca he vuelto por allí. Y mira que el hotel y los restaurantes del entorno satisfacieron mis expectativas. ¿Cuándo se darán cuenta nuestros próceres locales de que las bondades de un lugar entran por los ojos?
En esta historia, sólo caben dos explicaciones; desconocimiento de lo que pasa y por lo tanto incompetencia absoluta del responsable político, o que desde el servicio de limpieza alguien le está haciendo el avión al concejal de turno. Creo que me entienden. 


Empezando por el principio

Como el corazón de este blog no es otro que Llanes y sus cuitas, y puesto que durante diez años me he dedicado a intentar solucionar cosas relacionadas con nuestra tierra desde la política, es justo declarar que exactamente igual que siempre me mostré crítico con el gobierno municipal socialista, sobre todo por su manera de hacer las cosas sectaria y excluyente, también lo seré con los que ahora ejercen el mando si así lo creo. No entraré en la búsqueda de culpables, o en si esto viene de lejos o de cerca, o si es que llevamos poco tiempo... Creo que en política hay que ser ágil, estar despierto y escuchar. Sobre todo, escuchar al pueblo. Ah! y salir de la torre de marfil y darse una vuelta de vez en cuando, que así se captan muchas necesidades perentorias que de otra manera pueden escaparse. Y, después de casi cuatro meses, los que ahora nos rigen creo que ya deberían haberse puesto al día. Vamos a ello.
Como casi todos sabréis, el pasado verano se produjo un lamentable y evitable accidente con resultado de muerte en el puente, concretamente en unos condenados escalones que existen en la parte donde está el bar Uría y que una mente con poca cintura tuvo a mal situar en ese lugar. Ese fatídico hecho tuvo lugar el día de la Magdalena, el pasado 22 de julio. Han pasado más de dos meses. Nada se ha hecho. Más personas se han caído allí, entre otras mi suegra, según me comenta "porque hay un escalón tan pequeño que casi no se ve". Desconozco si la familia del finado solicitará indemnización al Consistorio, aunque debería. Les aseguro que, de ocurrirle algo a un familiar mío yo lo haría. Pues bien, parece que eso no preocupa a los nuevos munícipes porque no han hecho nada. Desde aquí se lo señalamos, se lo advertimos y les damos una solución. Eliminando los escalones y haciendo una rampa del mismo material que se construyen las aceras en los puntos donde hay rebajes para los pasos de cebra, con pavimento no resbaladizo, las caídas desaparecerían. En lugar de pelearse ácidamente por la pasarela inútil y su titularidad, aquí tienen algo que hacer en beneficio de Llanes. A ver cuánto tardan.    

Lo primero: qué es, qué pretende y por qué se crea este blog

Hola a todos:
(Y cuando escribo todos sois todos, chicos y chicas, como cualquier mente no contaminada comprende a la primera). Hace tiempo que, a consecuencia de la dificultad para publicar artículos, pensamientos u opiniones, llevo sopesando la posibilidad de crear mi propia manera de comunicarme y, a pesar de mi legendaria ineptitud a la hora de moverme en el universo de lo que se  ha dado en llamar nuevas tecnologías, me he decidido por fin a dar el paso. Este sitio no es más que el reflejo de la necesidad que tengo de expresar mis opiniones en público, llamadme exhibicionista, pero creo que para que uno realmente se posicione en algún aspecto de la vida no basta con pensar, hay que compartir, decir, escribir, opinar, dialogar. Si nos importan cosas, si tenemos percepciones que nos inclinan hacia una u otra manera de opinar, creo que no tenemos derecho a guardárnoslas, debemos hacerlas públicas para generar debate, controversia y discusión, para enriquecer y aumentar la importancia de eso que nos preocupa hasta hacer que todos hablemos sobre ello.
Este blog no rehuirá ningún tema de ningún ámbito, es decir, se puede opinar absolutamente de todo. Pero sí hará especial énfasis en resaltar, comentar o incluso denunciar todo aquello que afecte al concejo de Llanes, a su territorio y a sus gentes, porque esta pequeña parte del mundo es el amor de mi vida. Desde pequeñito, cuando mi abuelo Manolo, que era de Llanes, me llevaba todos los días del mes de julio a pasear y conocer los recovecos de la villa, esta tierra ha sido mi oasis, el lugar donde con el simple hecho de estar ya me sentía feliz. Y con matices, así sigue siendo. Los que me conocen saben que lo intenté desde la militancia política pero, está visto, esa señora no me quiere ver ni en pintura. Así que vamos a intentarlo desde otro balcón, desde otra perspectiva menos "oficial" pero igual de comprometida. Desde aquí intentaré seguir haciendo lo mismo que hice en la política, que es decir con libertad lo que me gusta y lo que no, y en estos casos ofrecer la solución que se me ocurra, por si alguien quiere utilizarla. Es gratis.
Ah! El nombre. Algunos os preguntaréis porqué este nombre para un blog sobre Llanes. Primero, porque el cine es una de mis pasiones. Y segundo, porque a medida que cumplo años, cada vez me siento más como el sheriff Will Kane; no sé si coger el tren con mi mujer y mandarlo todo al infierno, o quedarme a resolver los problemas, aunque cada vez la ayuda sea menor o, incluso, en los últimos tiempos, inexistente. Parece que, al final, una vez más, he decidido jugármela.