miércoles, 23 de diciembre de 2015

Feliz Navidad, pero no a todos

Aunque estoy bautizado y por lo tanto soy miembro de la Iglesia Católica, para mi desgracia no tengo ese don que llaman fe. Vamos, que no creo que exista un ser superior del que dependa nuestro futuro una vez desaparecidos de este valle de lágrimas. Me gustaría, me da mucha envidia de los que confían en ello, pero un análisis racional del supuesto me indica que Dios omnipotente no existe. Y bien que lo siento.

Pero dicho esto, sí creo que los valores que transmite el cristianismo son muy válidos para nuestra vida. Me eduqué con los marianistas del colegio del Pilar, en Madrid, y estoy muy satisfecho de haber cursado tras sus imponentes muros desde parvulitos hasta el extinto COU. Una cosa es que no sea un fanático de acudir a Misa y otra muy distinta que abomine de unas personas que me enseñaron respeto, ética, moral, responsabilidad y muchas otras disciplinas que me han servido en la vida para tirar hacia adelante a pesar de las numerosas pruebas que mi familia y yo hemos tenido que pasar. De hecho, mi mujer y yo decidimos que la mejor educación que podía recibir nuestra hija era la de un colegio religioso, no por las enseñanzas cristianas en sí, sino por su forma de transmitir los valores humanos básicos. Yo no aproveché del todo mi asistencia a un colegio católico, pero no quiero hurtarle a mi hija las posibilidades que yo tuve y que, a lo mejor, ella sí sabe asimilar mejor. Después, su libre albedrío le enseñará qué camino tomar que, lógicamente, no tiene por qué coincidir con el de sus padres.

Una vez explicado lo anterior, entenderán porqué detesto tanto esta moda de los progres acomplejados de eliminar -o intentarlo- todo vestigio de la cultura cristiana de nuestro país. Hay que ser muy asno para decir que un Belén, un crucufijo o los Reyes Magos pueden ofender a alguien. Simplemente son símbolos de una cultura milenaria, como lo son una estatua de Buda o una mezquita árabe y a mí, desde luego, no me ofende en absoluto su visión. Pero estos burros que protagonizan un presente incomprensible, se quejan de la presencia en nuestra vida cotidiana de estos símbolos y exigen su erradicación. Y pregunto yo, ¿cuáles son los principales monumentos que les enseñamos a nuestros más de 60 millones de turistas extranjeros que nos visitan cada año? Pues, en un 90% más o menos, catedrales, iglesias, conventos, monasterios, ermitas y capillas de la que ha sido nuestra confesión desde hace muchos siglos. ¿Los derribamos? ¿Los quemamos? Todo es posible con esta gente porque, como se decía en la Universidad, quod natura non dat, Salmantica non praestat.    



¿Y nuestras fiestas? La gran mayoría ¿qué celebran? Conmemoran hechos relacionados con Jesús, la Virgen o la infinidad de nombres que pueblan el santoral. ¿Se atrevería alguien a acabar -o intentarlo- con la Semana Santa en Andalucía? ¿Y con la Magdalena, San Roque o la Virgen de Guía en Llanes? ¿Propondrán esta nueva estirpe de mandatarios necesitados de aseo y educación básica, sacar en procesión a Lenin, Stalin y Marx en su lugar?  ¿En lugar de los tres Reyes Magos, desfilarán por nuestras calles tres imponentes drag queens?

En fin que, a pesar de mi agnosticismo, a mí no me duelen prendas en desearles a todos una muy Feliz Navidad, un excelente -a poder ser- año 2016 y que los Reyes Magos les traigan muchos presentes. Bueno, a todos no. Como se decía en mis tiempos, sólo a los hombres -y mujeres- de buena voluntad, que cada vez van quedando menos por aquí. 

lunes, 21 de diciembre de 2015

Un país peculiar

Imaginen lo que podría ocurrir en los Estados Unidos si al gobernador de California le da por decir, tras el atentado de San Bernardino, que comprende a la pareja asesina, que se pone en su lugar y a lo mejor hubiera hecho lo mismo. No dura 24 horas en el cargo, los ciudadanos le montan la de Dios y los poderosos medios de comunicación se lo cepillan de inmediato ¿no les parece?

Ahora recuerden los salvajes atentados de hace un mes en París y piensen en un François Hollande melifluo, blandengue y tolerante que declara su "comprensión" para los terroristas, para su ausencia total de interés por integrarse en la estricta sociedad francesa, para sus creencias religiosas y se pone a hacer guiños a imanes, mulás y demás clérigos musulmanes hasta la náusea. Sus propios compatriotas le montan otra revolución en un periquete y lo sacan de paseo a La Bastilla ese mismo día, no sé si me entienden.

Dejen vagar sus mentes, olviden que son animales racionales y recreen una escena que contempla al ministro de Defensa ruso, es decir, bajo el mando de Putin, pidiendo disculpas a los turcos por violar su espacio aéreo y admitiendo la "justicia" del derribo del avión de combate de sus fuerzas aéreas. En ese improbable caso -tendría que tenerlos mayores que el caballo de Espartero- estaría ya por Siberia, en alguno de esos campos de trabajo que ya no existen, picando piedra para el resto de sus días encadenado a una gran bola negra y con un vistoso pijama a rayas.

Regresemos ahora a España. ¿Sería posible que Rajoy hubiese declarado que "reconoce la necesidad de un rescate para nuestro país y que comprende la actitud de Bruselas"? Hasta Snchz hubiera sido capaz de guardar las formas y las apariencias y defender la "solvencia" de España y lo innecesario de las brutales medidas de austeridad que la UE pretendía imponernos, mucho peores todavía que las que hemos soportado estoicamente estos cuatro años.

Sin embargo, en Asturias tenemos una diputada en la Junta General del Principado mucho más lista que todos los anteriores. Ella sí que se salta cualquier formalismo y declara, muy ufana, que "yo haría lo mismo que los propietarios del hotel Kaype", es decir, pediría una indemnización millonaria que sumiría al concejo de Llanes en la miseria más absoluta durante varias legislaturas. Así, sin red ni nada, con un par de higos. A eso se le puede calificar de varias maneras; es una irresponsabilidad que la culpable principal de este lío se solidarice con la propiedad pero no con sus vecinos, no con los verdaderos perjudicados, los ciudadanos esquilmados de Llanes; también es una desfachatez, es decir, una desvergüenza de quien hace décadas que la perdió, propio de una descarada, de quien piensa que va sobrada, que es más lista que nadie; y además es una villanía, una vileza y una puñalada trapera para todos los llaniscos y asturianos porque, con esas palabras, denota quién le importa realmente a este personaje, qué prudencia guarda ante el proceso, qué arrogancia muestra ante compañeros de partido, jueces, profesionales de varios ramos y qué catadura moral ostenta quien, después de haber arrojado la piedra y haber descalabrado a base de bien al pueblo, no sólo esconde la mano y apunta hacia otro lado, sino que además se reboza en el mal ajeno de una manera vomitiva que sólo es propia de alguien enfermo.

Y mientras tanto, ella continúa en su oneroso y opíparo cargo. El paralizado Fernández no dice ni mu y ahí la tenemos, de estandarte del socialismo patrio, dando lecciones a todos y luciendo palmito como si fuera Ava Gardner. Pobre ilusa. (Ahora llámame machista, por favor).

Asturias es peculiar, está bien claro. Pero España también, no crean. Mientras en Venezuela huyen del populismo, de los bolivarianos y, en fin, de la miseria, aquí les votamos. Churchill, que parecía saber de lo que hablaba, dijo: "el socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia; su única virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria". Pero claro, el no era peculiar, era inglés.       

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Consecuencias de la desmesura

El gran preboste de la izquierda española, el impronunciable Snchz ya tiene lo que quería. ¿O qué pensaba? ¿Que después de insultar y acosar brutalmente al presidente del Gobierno, la cosa iba a quedar ahí? ¿Que la violencia descarnada con la que se empleó ante nueve millones de espectadores, no iba a encontrar quien, interpretando las cosas a su manera, intentara aplicar su propia medicina a cualquier candidato del PP? No, las cosas tienen consecuencias, y más las que se aprovechan del altavoz de los medios de comunicación. La violencia engendra violencia y el ¿líder? socialista debería pensar, si es que está capacitado, si la escenificación desmesurada del lunes no habrá encontrado caldo de cultivo en los cientos de descerebrados que pululan por las calles y que en cualquier momento pueden cometer un disparate.

 

Es cierto que una gran mayoría de las medidas adoptadas en estos últimos cuatro años por el Gobierno de Rajoy han afectado decisivamente la vida diaria del ciudadano medio español. Pero también es un hecho que el candidato popular, un pésimo comunicador, no ha sabido explicar lo que se encontró tras la nefasta etapa del zapaterismo vergonzante. No ha recordado a los electores lo que pasó en mayo de 2010, cuando Obama puso firme al pelele socialista que vagaba entonces por la Moncloa y le conminó a iniciar la durísima época de recortes en todos los derechos más esenciales de la población. Porque muchas de las medidas impopulares ya las tuvo que tomar Solbes, y la cuesta abajo de España comenzó meses antes de que Rajoy ganara las elecciones que ZP tuvo que anticipar a noviembre de 2011 ante el irrespirable clima económico que se sufría ya entonces en nuestro país.

Después, nadie puede negar que el esfuerzo de los ciudadanos ha sido titánico, pero no creo que al presidente le haya hecho disfrutar verse obligado a triturar, día tras día, la moral de sus compatriotas. Aunque estoy convencido de que lo que más daño ha hecho al partido en el Gobierno no fue la crisis, ni las medidas adoptadas para frenarla, no. Lo que ha conseguido que los españoles estén que trinan es la tremenda corrupción que han tenido que soportar justo cuando a ellos se les decía que se apretasen el cinturón. Ver cómo unos golfos se enriquecen mientras uno pasa calamidades no lo tolera cualquiera. Y si encima no se pone freno al despiporre, si no se aprecia una lucha feroz contra esta lacra, es lógico que la gente monte en cólera y los apoyos se reduzcan.

Pero de ahí a llamar indecente a una persona que no se ha enriquecido ilícitamente, es más, que gana menos que el propio Snchz, media un abismo. El tarado que hoy le ha dado una buena hostia a Rajoy, un asilvestrado enfermo que, como no podía ser de otra manera, está encantado con su acción, habrá entendido el mensaje como lo haría alguien primitivo, y de esos hay muchos en nuestro país. Gente sin formación, sin metas, sin educación, que pueden comprender mal un mensaje confuso que, en cualquier caso, jamás un político decente en España había transmitido, en 40 años de democracia, con una virulencia tan desmesurada como la empleada el lunes pasado por Snchz. Y creer que esa desmesura no iba a tener consecuencias sólo puede pensarlo un irresponsable que ni está, ni estará a la altura necesaria para presidir un país como el nuestro. Al tiempo.       

domingo, 13 de diciembre de 2015

Responsabilidad patrimonial

Bueno, pues ya está aquí.  Lo que parecía que nunca iba a llegar, la amenaza permanente que siempre habían librado los anteriores gobiernos municipales socialistas, se la van a comer con patatas los del llamado cuatripartito, es decir, todos menos los verdaderos culpables, los del PSOE. Una juez ha dicho que hay que derribar lo edificado junto al hotel Kaype, en el maltratado pueblo de Barro y claro, como los promotores contaban con la pertinente licencia otorgada por los políticos y técnicos de entonces, se supone que van a solicitar una indemnización que, de confirmarse, acabará en la práctica con cualquier actividad que el Ayuntamiento pudiera emprender durante toda la legislatura.

Ahora vendrán los golpes de pecho, los lloros y los lamentos. Pero la culpa es de todos los que, con su voto o sin él, consintieron que esa gente, durante 28 años, hicieran lo que les dio la real gana, saltándose a la torera cualquier atisbo de prudencia, mesura y buen hacer y, henchidos de prepotencia y arrogancia, emprendieran una huida hacia adelante encabezados por una alcaldesa enloquecida por el poder que nos va a llevar, si otro juez no lo remedia, a la quiebra más absoluta a todos. ¿Se dan cuenta ahora, asociaciones de constructores, de hosteleros, de restauradores? Todas esas fotos junto a los anteriores mandarines, inaugurando, impulsando, patrocinando, esas sonrisas, esas connivencias, ese tira que libras, que aquí nunca pasa nada, ¿ahora qué hacemos?

Claro que todo esto se arreglaba si los que nos han metido en este espantoso entuerto se vieran afectados por lo que se llama responsabilidad patrimonial. Es decir que, si las licencias que otorgaron alegremente se declaran nulas y hay que indemnizar a alguien, el dinero salga de los bolsillos de los políticos y técnicos municipales que propiciaron el desastre. Porque es muy fácil decir ahora eso tan manido de "son 7 millones que tendrán que pagar todos los llaniscos". ¿Por qué? ¿Es que tengo que pagar yo, o usted, por los chanchullos y los errores de unos indocumentados, irresponsables y analfabetos políticos que, a pesar de que se lo estaban diciendo, que les estaban advirtiendo de las ilegalidades, tiraron p'alante como si no hubiera un mañana? Pues mañana ha llegado y amenaza tormenta y de las gordas. Qué diferente sería todo si, antes de firmar nada, esta gentuza se hubiera tenido que pensar dos veces lo que iban a hacer porque, en casos como el que nos ocupa, habrían sabido que, si al final hay que pagar, iban a tener que responder ellos con su patrimonio particular. Pero claro, no interesa. Ahora que estamos con las elecciones y todos los partidos enarbolan sus programas, ¿alguno recoge esta propuesta en ellos? No, a la corrupta clase política no le preocupa esto. Ni a la antigua ni a la moderna. Antes que se arruine un pueblo entero a que me toquen a mí la faltriquera. A ellos todo les resulta muy fácil y muy sencillo al amparo de una impunidad grotesca.


Así que nada, estos llevan  seis meses y ya han encontrado cadáveres en descomposición por todas las dependencias municipales. El agua, las multas, el maltratador, el local de Feve y ahora el Kaype. Y la otra descojonándose de todos nosotros en su poltrona de Oviedo y con el zurrón bien lleno. Pues nada hombre, que siga la fiesta. Ni responsabilidad patrimonial ni, por supuesto, de la otra. Ni vergüenza, ni recato, ni humildad. Hay que joderse.    

sábado, 12 de diciembre de 2015

Añoranzas (2): La música española


Hace ya  muchos años que dejé de estar al tanto de la actualidad de la música que se hace en España. Supongo que desde que empezaron a proliferar los llamados “talent show”, esos programas donde se encierra a una docena de chavales en una casa y se les exhibe descarnadamente ante toda la sociedad mostrando sus enormes carencias culturales y donde la música no es más que una excusa para tejer un hilo conductor de innumerables capítulos, como también lo son la cocina o la supervivencia extrema en otros similares. Simplemente, no me interesan tipos que cantan lo que otros han creado, dado forma e incluso mitificado anteriormente. Seguro que algunos lo hacen bien, pero no tienen aquel punto de genialidad que hubo durante los 80 y parte de los 90 en nuestro país.

Dicen que todo empezó en Madrid, con la movida, alrededor de 1980. La verdad es que ni lo sé, ni me importa en absoluto. Lo esencial del caso es que en aquellos tiempos abundaban el talento, el genio y la originalidad hasta en el momento de ponerle nombre al grupo, porque entonces todo eran grupos, casi no había solistas. Surgieron Pegamoides, con Alaska y su “Horror en el hipermercado”, Radio Futura con “Enamorado de la moda juvenil”, la mítica “Groenlandia” de los Zombies, las “Cuatro Rosas” de Gabinete Caligari o “Quiero beber hasta perder el control”, de Los Secretos. La impresionante “Chica de ayer”, de Nacha Pop, mi favorita absoluta, sobre todo cuando nos recita el gran Antonio Vega aquello de “demasiado tarde para comprender, chica vete a tu casa, no podemos jugar”, ay, todos al Penta a escuchar canciones que consiguen que te pueda amar. Quién no la ha cantado alguna vez.



A muchos de ellos los hemos perdido por el camino. La libertad incipiente que empezábamos a disfrutar nos trajo de todo demasiado deprisa y algunos no supieron frenar a tiempo. El mencionado Antonio Vega, Carlos Berlanga, Enrique Urquijo, el mejor poeta desesperado de nuestro tiempo, siempre pidiendo ayuda en sus desgarradoras letras sin encontrarla, Pepe Risi, de Burning, los de “Mueve tus caderas”  o “Qué hace una chica como tú en un sitio como éste” o el primero de todos, Eduardo Benavente, de Parálisis Permanente. También Ulises Montero, de Gabinete, al que el grupo le dedicó “Tócala, Uli”. Incluso si de solistas hablamos, la carretera y las drogas también se llevaron el talento de Tino Casal o Antonio Flores. En muchos casos, enfermedades provocadas por los abusos pasados acabaron con aquellos prematuros ídolos, en ocasiones hasta tirados en algún oscuro portal. Los genios es lo que tienen.

Lo extraño y a la vez mágico es que fueron muchos y muy numerosos. Nadie se quedaba en su casa, todo el mundo salía a experimentar eso de la libertad de expresión. Toreros Muertos y su “Agüita amarilla”, Aviador Dro con “Selector de frecuencias”, Glutamato-Ye-yé y “Todos los negritos”, con ese Iñaki de estética imposible. También recuerdo a Golpes Bajos y ¿cómo era aquella? ¿Fiesta de los maniquíes, no los toques, por favor? O Los Nikis y la letra de “El imperio contraataca” que enardecía a los fans del baloncesto; “España está aplastando a Yugoslavia por 20 puntos arriba”, algo por entonces muy extraño, jóvenes de hoy, porque de aquella nuestras selecciones no ganaban nada de nada.

Muchos nombres más vienen a mi memoria. Siniestro Total y “Bailaré sobre tu tumba”, Ilegales (Julio amaba las pastillas, rojas, verdes y amarillas), el rock and roll de la plaza del pueblo de Tequila, las cien gaviotas de Duncan Dhu, Los Rebeldes rockabillys, Los Ronaldos, (¿qué les harían hoy si cantaran lo de “tendría que besarte, desnudarte, pegarte y luego violarte hasta que digas sí”?), Danza Invisible y la popular “Sabor de amor, todo me sabe a ti”, Loquillo y sus trogloditas, Gurruchaga y la Orquesta Mondragón, La Guardia y sus mil calles, La Unión de Rafa Sánchez, Rosendo (o por entonces Leño, no me acuerdo) loco por incordiar, y grupos absolutamente marginales con nombres imposibles; Lavabos Iturriaga, Johnny Comomolo y sus Gangsters del Ritmo o Derribos Arias.

Satisfacían a los que les gustaba el rock, el rockabilly, el ska (Stukas), las lentas, el heavy (Barón Rojo y Obús) o el pop, las letras eran a veces de dos rombos y otras demasiado ingenuas (Objetivo Birmania) y la música muy sencilla, con cuatro acordes básicos pero buena, distinta, original. No había dos canciones que sonasen igual, incluso los entendidos, con un simple rasgueo de guitarra ya conocían de qué grupo se trataba.
Hubo dos programas en televisión que dieron cobertura a todos estos artistas y que también merecen el recuerdo. Es preciso aclarar que entonces sólo había dos canales públicos y que la 2 no se veía en media España pero, aún así, “La edad de oro” fue un indispensable altavoz para ayudar a difundir el mensaje de esta gente entre los jóvenes de entonces. Su presentadora, Paloma Chamorro, con un look a lo Alaska, seguro que es recordada por todos los que tenéis mi edad. El otro fue “La bola de cristal” que, en un alarde impensable para la época, se emitía los sábados por la mañana, ¡en horario infantil!


¿Sabéis una cosa? En lo que va de artículo, llevo nombrados ¡33! grupos o solistas. Y seguro que cualquiera de vosotros puede añadir alguno más. Mecano, (no sé qué ocurriría si hoy se ponen a tocar “La fiesta nacional”), El último de la fila, La Mode, Mamá, La Frontera o Polansky y el ardor (¿Qué harías tú, en un ataque preventivo de la URSS?), así, a bote pronto, me salen de un tirón. Una auténtica cascada de talento que se derramó, muchas veces sin cordura ni control, durante toda una década. Exagerados, imposibles, arriesgados, geniales, rompedores, imaginativos, llamativos, transgresores. Adjetivos adecuados para unos chicos muy jóvenes que se buscaron la vida, o la muerte, ellos solos, a tumba abierta y viviendo deprisa, por si la fiesta se acababa que los pillara aún bailando.          

 

sábado, 5 de diciembre de 2015

Quien mal te quiere te hará reír

Sé que soy algo repetitivo, pero me lo estoy pasando pipa con el exitazo que está teniendo Bertín Osborne con su programa de entrevistas. Bueno, para ser más preciso, lo que me agrada sobremanera es una de las consecuencias de los excelentes índices de audiencia que está cosechando el cantante jerezano, que no es otra que el cabreo supino de la izquierda acomplejada y sectaria, de los columnistas y opinadores que se retratan continuamente en los medios de comunicación vertiendo su bilis maloliente contra todo lo que ellos consideran representativo de la derecha.

En nuestro país se ha impuesto últimamente como imprescindible la presencia de algún tipo "progresista" en cualquier medio que se precie y que quiera parecer al día. El espécimen en cuestión, que siempre está a la última de todo, igual da que le hables de economía, legislación jurídica o de física atómica que el tío domina los temas como un auténtico experto, suele odiar la educación, los buenos modales, el sosiego y la tranquilidad. Desde su profundo sectarismo, no entiende que una persona pueda preguntar y de inmediato, dejar hablar al entrevistado con fluidez, sin interrumpirle constantemente, respetar los tiempos y conseguir que el ambiente sea relajado y que los invitados charlen distendidamente con el presentador. Pero lo que más les ataca, los que les jode hasta lo más profundo de sus entrañas emponzoñadas, es que encima eso que ellos detestan esté gustándole al pueblo español. Que esa manera de hacer las cosas que ellos llaman "casposa", esté triunfando espectacularmente entre los que ven televisión en España, que a Bertín le hayan prorrogado el programa y que lleve a Sánchez y a Rajoy y que no pase nada, que nadie insulte a nadie y que incluso se hable bien del adversario, aunque sea de derechas.

Estos supuestos listos de pacotilla que pululan por todas las televisiones, radios y periódicos, son los verdaderamente casposos, rancios y aburridos. Porque ya cansan sus ansias por revolver el pasado más tétrico de nuestra historia, de recordar a los muertos de una parte y hostigar a los que representaron al otro bando, ya agotan sus pretensiones de que la gente se crea que el PP es lo mismo que Franco y sus huestes, ya huelen sus intenciones de sesgar lo sucedido en España desde 1975 y encima parecer guays, progres y estupendos. La gente está demostrando no sólo que no es tonta, sino que le da igual si Bertín es de derechas o de izquierdas, que lo único que le preocupa cuando se pone delante de la tele es no escuchar más gritos y tonterías de indocumentados sin bagaje y sí disfrutar de una conversación relajada conducida por un tipo amable y educado y que encima es alto y guapo.

Por eso me río tanto últimamente. Porque los presuntos intelectuales de la izquierda profunda están indignados con el éxito de Bertín y vomitan ingentes cantidades de bilis putrefacta en sus sesudas columnas porque no entienden que la gente está más que harta de saltimbanquis, manfloritas y multitatuados y quiere ver cosas normales, personas normales, conversaciones normales entre dos tipos que tienen algo que compartir en el salón de sus casas, ante una buena comida, o simplemente jugando al futbolín. Y cuanto más se cabrean, más me río yo. Hay que ver qué país más cojonudo tenemos, que provoca que pasen estas cosas tan divertidas. Gracias por ser como sóis, y a ver si os dura, salaos.    

miércoles, 2 de diciembre de 2015

La vida sigue igual

Uno pensaba, ingenuamente, que tras el cambio de Gobierno en Llanes y el paso del PSOE a la oposición, muchas cosas cambiarían en el día a día político del concejo. Craso error. No sólo siguen comportándose igual que a lo largo de los duros 28 años de dictadura, sino que no existe una sola señal de entonar el mea culpa, de iniciar una época de menos arrogancia o de mostrar un mínimo de humildad y solidaridad con el nuevo equipo de Gobierno. 

No me parece ni bien ni mal lo que hasta ahora ha hecho el cuatripartito, más bien me parece que no han hecho nada, relevante al menos. Pero sí que han llevado mociones y propuestas a los Plenos y, como siempre, se han encontrado con el voto negativo de los hoy concejales de la oposición aunque, en el fondo, estuvieran de acuerdo con el contenido general del asunto. Una de mis mayores frustraciones durante mi etapa política fue sufrir el rechazo sistemático, a veces acompañado incluso con parlamentos lamentables y humillantes de la por entonces lideresa socialista, de cualquier iniciativa que se nos hubiera ocurrido. Daba igual presentar una moción contra la contaminación lumínica, en defensa de Oviedo como capital cultural o para declarar a Llanes el lugar más bonito del mundo, pongo por caso. Siempre encontraban una excusa, un renglón con el que discrepaban, una palabra disonante, lo que fuera con tal de votar NO a cualquier iniciativa de los demás partidos políticos. En mis siete años de actividad política, nunca, jamás votaron a favor de propuesta o moción alguna presentada por grupos que no fueran el suyo.

Y siguen igual. Recientemente han votado que no al nuevo estatuto que permitirá a Posada y Nueva elegir democráticamente a sus alcaldes de barrio. Tampoco han aprobado otra moción que rechazaba la violencia de género por discrepancias -habituales- con una parte del texto. Excusas y más excusas. Se trata de no colaborar, de hacer más grande la brecha entre los dos Llanes, de separar, de desunir. Está en su ADN. Y mientras sigan dirigidos por mandarines autoritarios, arrogantes y cuyo fin principal es tratar al adversario político como a un excremento, nada cambiará. 

Como no cambian las actuaciones de fiscales y jueces en esta región nuestra tan machacada y donde la credibilidad de la Justicia es, simplemente, inexistente. A su alrededor siguen sucediendo misterios impenetrables, como esas veces en que un fiscal imputa a algún politiquillo y luego pide el archivo del caso. ¿Alguien entiende algo? Es cierto que en el Gobierno de Asturias tiene mayoría el PSOE, y eso se nota. Se sigue notando. Eso sí, a otros menos poderosos, más paisanos aunque no por ello menos delincuentes, se les mantiene la espada de Damocles sobre sus cuellos, mientras los verdaderos culpables del desaguisado que se ha cometido con la democracia durante las últimas décadas se van de rositas. Para nuestra desgracia, como decía Iglesias, -Julio, por supuesto-, la vida sigue igual.