Hay un par de seguidores contumaces de este blog que me requieren con cierta urgencia para que cumpla con la obligación de un bloguero que merezca llamarse así -por Dios bendito- y haga el favor de escribir algo. Ellos, y otros fieles habituales, saben que el optimismo no es una cualidad que empape la forma de ser del titular de este sitio. El propio nombre del blog ya remite a un personaje atormentado por la soledad, el abandono, la traición, la cobardía y las puñaladas traperas. Y no es por casualidad. El mundo que vivimos me sitúa cada vez más en el extrarradio de la realidad, las acciones que se suceden me resultan incomprensibles vengan del lugar que vengan y, lo que es peor, no atisbo manera humana ni divina de que esto mejore, antes al contrario, me temo que el futuro que les espera a nuestros hijos es, cuando menos, tenebroso.
Así que no crean que vivo aislado del mundo, de la realidad cotidiana, qué va, ya me gustaría. Lo que ocurre es que nada de lo que veo me complace, casi todo lo que el universo me ofrece me escandaliza y cada día que pasa me encuentro más lejos de aquí, aunque sólo sea espiritualmente. Claro que han pasado muchas cosas que merecen un comentario, pero uno se plantea el poder para alterar el desorden establecido que tiene y se siente tan nimio, tan insignificante, tan residual que se le quitan las ganas de protestar, de patalear o de simplemente disentir, así están las cosas de difíciles para quien tiene afición a llevar la contraria y remar contra la corriente.




Ya saben que no soy creyente. Pero sí soy consciente de que nuestra cultura rezuma cristianismo por todos sus poros. Por eso, ni se me ocurre ofender, menoscabar o ridiculizar la fe de muchas personas respetables. Mi país está lleno de gente que sí lo hace y, lo que es peor, de quienes les jalean, de quienes se lo consienten y de quienes se lo premian. Hay que ser gilipollas. ¿Por qué está formado el 90% del patrimonio histórico de Europa? ¿Por mezquitas? ¿O quizás por maravillas arquitectónicas promovidas por la existencia de una cultura cristiana? Coño, vamos a derribarlas, o a incendiarlas, acabemos con todas ellas. Si tanto ofenden los símbolos de una religión, los destrozamos y los exterminamos y sanseacabó. Con dos cojones. Pero no. Esta gente, valga el símil desafortunado, quiere estar en Misa y repicando.
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España, al mismo nivel de EE.UU, con Japón, Alemania y Francia a la expectativa. Igual que ahora. |
Todos estos progres enriquecidos por el sistema se escandalizaron muchísimo cuando la famosa foto de Aznar con Bush, aquella en la que el presidente de nuestro país se fumaba un puro con los pies sobre la mesa mientras se tomaba algo con los mandatarios más poderosos del mundo. Bien. No les digo nada ya con la foto de las Azores, con Bush y Blair, antes de la guerra de Irak donde, como ya saben, España jamás llegó a entrar en el conflicto bélico, por mucho que abrieran la bocaza los Bardem y cía. Mejor. Porque yo sostengo que no era José María Aznar quien salía en aquellas fotos sino España. Era mi país, una de las ocho potencias del mundo, respetado por los poderosos y tenido por igual por quienes ahora le ningunean y se sonrien al paso del presidente inane de turno que suframos. Para el mediocre, para el acomplejado y para el que no tiene conciencia de Estado, es mejor que estemos a punto de ser rescatados que asumir responsabilidades en la dirección del mundo moderno. Siempre ha sido así. Una vez leí una cita, creo que de Franz Kafka, que decía: "Dios nos da las nueces, pero no las parte". Y yo, me permito añadir: "Hay dos categorías de personas; los que tratan de abrirlas por sus propios medios y los que buscan que otro las parta o, sencillamente, se quedan sin comerlas". Juzguen ustedes dónde encajan los que nos dirigen. Entenderán el porqué de mi renuencia a acudir a mi cita con los lectores.