martes, 9 de enero de 2018

Propósitos

No parece que el muchacho sude en demasía...
Por estas fechas es habitual contemplar cómo la gente de la calle, contagiada por la reciente e inexplicable euforia de haber celebrado ser un año más viejo, se dedica con profusión a lanzar promesas de cambio, propósitos de enmienda y nuevas aspiraciones a cada cual más ridícula y con menos probabilidades de ser conseguida. Desconozco cuál es el motivo, qué impulsa a estas almas cándidas a comprometerse en público a llevar a cabo tareas poco menos que imposibles de cumplir pero se pasan estos días asegurándome que se van a apuntar a un gimnasio - sí, a los 50, a buenas horas-, que van a dejar de fumar -hasta que no se lleven un buen susto, nada de nada- o que este año tienen, sí que sí, que plantar un árbol, escribir un libro o, en su caso, tener un hijo y no sé cuántas pirulas mentales más. Yo, como ya hago deporte regularmente sin machacarme como un memo en una cinta sin fin, hace 16 años que dejé el vicio poco menos que amenazado por un médico diabólico, he plantado varios árboles al disponer hace tiempo de jardín, no he escrito un libro pero sí textos que darían para más de uno y ya he probado la infinita dulzura de ser padre, llevado por esta ola imparable he decidido hacer públicos mis propósitos. Con un par.     

Parece distraído pero es un lince. Según se mire
En primer lugar, hacerme delincuente. Sí, como suena. No sé si entrar de nuevo en política pero esta vez para dedicarme a trincar, desfalcar y prevaricar, si declarar unilateralmente la independencia del Cuetu -no crean que es tan difícil, no vean cómo se usa el corta y pega en estos ambientes, se sorprenderían, o tal vez no- o darle dos hostias a alguno que lleve una bandera republicana. Es que me he dado cuenta que es de bobos cumplir las leyes. A todos los niveles, además. Aquí te llevas la pasta y con un par de añitos en una cárcel que parece el Hilton has cumplido. Por supuesto, sin devolver un céntimo de lo sisado, faltaría más. O declaras la independencia de lo que te salga de ahí mismo y luego te descojonas desde Bélgica mientras un coro de amiguetes piden a voces la libertad de los pocos cómplices que están en chirona. No sólo no has delinquido gravemente sino que encima eres un mártir, un preso político. Como Marcelino Camacho o Nicolás Redondo durante el franquismo. Y eso sin que nadie se sonroje lo más mínimo. Y si hablamos de violencia y de odio por razón de ideología, ya sabemos que puedes dejar en silla de ruedas a un policía o asesinar vilmente a un tipo porque lleva cierta vestimenta que algunos descerebrados saldrán a la calle a llamarte luchador antifascista o defensor de la libertad. Por otra parte, también estoy pensando en salir de parranda nocturna y vomitarle la puerta al alcalde, u orinar y hasta defecar si me apetece en mitad de la calle. Total, no me va a pasar nada, los muchachos tenemos que divertirnos, como me dijo una vez cierta concejala de infausto recuerdo. En fin, que mi primer propósito es delinquir, sólo tengo que decidirme por alguna de las múltiples opciones que me ofrece esta estupenda sociedad en la que vivo.

Bárcenas nos indica el camino


Muy apropiadas para el día de Reyes

Lo segundo que me gustaría es ser gay, lesbiano, bisexual o una cosa de esas. Yo transexual no, porque si implica que me la corten como que no me apetece. Y que me borren el cerito tampoco me seduce mucho a priori. Pero si quieren me disfrazo de drag queen y salgo por ahí medio en pelotas, aunque haya niños pequeños, eso da igual, y hasta puedo ir a las procesiones de Semana Santa vestido de lagarterana. Mis derechos serán respetadísimos, mucho más que siendo un vulgar heterosexual carca y trasnochado y, de paso, puedo ofender a los cristianos en favor del hermano musulmán, que se lleva mucho y lo jalea que no veas la tropa de Iglesias. Y todo gratis total, sin consecuencias para mi libertad personal. Incluso puede que haga alguna amistad con perforados y tatuados múltiples. Sería la leche.

Y fácilmente transportables. Se les ata una cuerda al arete y ¡listo!
Me propongo también participar en un reality. Como soy muy mal hablado y me encanta discutir, ya tengo algo ganado. He de practicar lo de parecer una acémila, cambiarme el peinado hasta provocar la carcajada en el espectador y llevar los pantalones como si me hubiera cagado encima. No debo caer en el error de reconocer que sé quién fue Borges o que cuando era pequeño veía "La Clave" y "Todo está en los libros", porque si no me expulsarán a la primera. Pero poniendo cara de burro y haciéndole la pelota a algún saltimbanqui de Tele 5 puede que haga carrera. Y si no, al menos me haré famoso, que es lo más de lo más.

Modelo de ecuanimidad, ejemplo de periodismo independiente
Como me muevo en ambientes periodísticos deportivos, voy a intentar que me enchufen en El Chiringuito o algún programa similar. Yo por desgracia tengo un tono de voz elevado y soy capaz de gritar más que Pepe Pótamo, así que por ese lado no tendré problema. En cuanto a certificar que no tengo ni la menor idea de fútbol pero que soy un gran tertuliano todavía estoy pensando cómo lo voy a hacer, pero creo que si un tipo como Roncero ha llegado a consejero espiritual de un club del tamaño del de Concha Espina, yo puedo al menos erigirme en estandarte del Muchamiel, simpático club alicantino cuyo nombre me encanta. Es que soy muy goloso. 

Por último, tengo un quinto propósito. Este es menos profundo, más superficial y un poco más etéreo, podríamos decir. Me gustaría, en lugar de ponerme a hacer chorradas que al final se quedan a medio cumplir, conseguir que al finalizar 2018 mi mujer y mi hija pudieran decir que han pasado otro buen año en mi compañía. Y ya de paso, que el resto de mi familia y mis amigos más cercanos, los de verdad, constataran que puse mi granito de arena para que las cosas les salieran un pelín mejor. Es una memez, lo sé, pero qué quieren, uno no siempre esgrime una cara esculpida en granito. A veces, sólo a veces y durante pequeños lapsos de tiempo, gusta ser el protagonista de la sonrisa ajena. Es lo que más le llena a uno. Será ese payaso que todos llevamos dentro. -Algunos más que otros, si me lo permiten-. 

P.D. Teléfono de aludidos en el 1004 y luego preguntan por la señorita a la que no se le entiende nada. Ella les atenderá, si es que la soportan. (Me atrevo a sugerirlo como propósito de máxima dificultad).                 

2 comentarios:

  1. has dado en la tecla. Y, lo típico en estas fechas, desearte que tengas un buen año, 'personal y blogueramente'...

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