Algunos de ustedes, lectores impenitentes que osan aguantar las cosas que me da por escribir, me reprochan la frecuencia de los artículos que publico. Les parece poco lo que surge de mi deteriorada cabeza y demandan más y más, no sé cuánto más, pero sí algo más de lo que tengo ganas de parir. Y me parece bien que me exijan. Al fin y al cabo, ya lo dice la canción, todos queremos más. Y algunos, mucho más.
Pero no estamos hablando, por desgracia, de churros. Aquí no basta con darle a la manivela y sacar roscas y roscas del sabroso y grasiento manjar. Aquí hay que tener ideas primero, y luego ganas. Saber lo que uno quiere decir, tener las ganas de darle forma para que no parezca el producto de un delirio y, muy importante, encontrar el momento apropiado para plasmarlo. Y eso no es tan fácil. El don de la oportunidad, demostrado está cada día en la cosa pública, no bendice a todo el mundo. Ni mucho menos.
Me parece que cuando no se dan todos los condicionantes anteriormente expuestos, -un mensaje adecuado que transmitir, hacerlo correctamente y encontrar el día y hora adecuados- lo mejor es quedarse calladito, que está uno mucho más mono. Este es un consejo que cedo gratuitamente a los actuales componentes del grupo cómico antes conocido como Agrupación Socialista de Llanes. Cada vez que hablan, sube el pan y les caen tortas a cientos. Los herederos de un tortuoso, cruel y brutal régimen dictatorial que han sufrido los llaniscos, después de ¡28! añazos en el poder absoluto, manejando, tejiendo, caciplando, como gustaba decir aquella insigne dama que dirigió con mano de piedra los destinos del concejo, decidiendo quién vivía bien y quien penaba por el desierto, separando, desuniendo y propiciando, ayudando y perjudicando, enriqueciendo a unos pocos privilegiados y empobreciendo al pueblo llano, esos, los beneficiados, no pueden dar lecciones de nada. No están capacitados y, sobre todo, no están legitimados moralmente para hablar de ningún aspecto de los que antes ellos enlodaron, embrollaron y envenenaron para sacar el máximo rédito político.
Por ejemplo. Critican ahora el desarrollo de los convulsos acontecimientos en el seno de la policía local de Llanes, atreviéndose incluso a lanzar mensajes ofensivos sobre los agentes en activo en lo que respecta a su disposición a colaborar con la Guardia Civil. Parece mentira, denota un rostro de hormigón armado y ningún escrúpulo ponerse a juzgar el comportamiento y lo que ocurre en un Cuerpo que ellos, los mandarines durante casi tres décadas, degradaron hasta la náusea. ¿Hay que recordar lo que se hizo para contratar amiguetes que, quince años después, siguen sin legalizar su situación? ¿Quién contrató y colocó al inspector que está permanentemente en el ojo del huracán? ¿Quién fomentó la división -como se ha hecho en todos los estamentos llaniscos, por otra parte, ya se sabe, divide y vencerás- entre los agentes? ¿Quién los maltrató, los vilipendió, dejándolos casi sin uniformes, con auténticas tartanas en las que acudir a un aviso era prácticamente jugarse la vida? ¿Quién cercenó las posibilidades de entrenarse, de mejorar, de promocionarse de los policías? ¿Cuántos se han visto afectados en su salud por decisiones puramente políticas? ¿Sigo? ¿Conocen la respuesta?
Se les ocurre hablar de colaboración con la Benemérita. Pero si jamás se han coordinado. Incluso con el Divino Maestro como Delegado del Gobierno siempre ha sido inexistente la colaboración entre Cuerpos. Cuántas veces habré llamado a ambos por las frecuentes perturbaciones que se sufren en el Cueto y se tiraban la patata caliente unos a otros. Así que no me joda, Herrero, en su caso, especialmente en el suyo, mejor calladito. En el tema de la policía y en todos, que de los polvos de 28 años vienen estos lodos. ¿O quiere que hablemos del Kaype y de higos? Y si hay un ejército de incompetentes en el poder actualmente, no olvide que una caterva de prepotentes y soberbios ayudaron -y mucho- a colocarlos donde están. ¿Lo ven? Hay veces que como mejor y más guapo está uno es calladito.
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