jueves, 23 de febrero de 2017

Un experimento ¿con éxito?

Ahora que la NASA está en los medios de comunicación por cosas verdaderamente interesantes para nuestra decadente especie, hablemos de sucesos que tienen estrecha relación con ella. Jim Lovell es, pues todavía vive, un astronauta norteamericano que pasó a la historia por ser el comandante de la nave Apolo 13, la cual sufrió graves problemas técnicos durante su periplo, estando a punto de no regresar a la Tierra y negando a sus ocupantes la oportunidad de pisar el satélite. Años después, Lovell escribió un libro recreando aquel angustioso episodio que dio lugar a la famosa película de Ron Howard en la que Tom Hanks encarnaba al protagonista y cuyo "Houston, tenemos un problema", ha pasado también a la historia como una de las frases más repetidas por todo el planeta. Se da la circunstancia de que Lovell ha sido la única persona que, habiendo viajado en dos ocasiones a la Luna, nunca pudo posarse en ella y ello le produjo, según describió él mismo, un sentimiento mezcla de tristeza, melancolía, rabia y disgusto por haber perdido esa oportunidad. De hecho, su libro lleva por título "Lost Moon" (Luna Perdida), pues él se dio cuenta, cuando vio que no iban a poder alunizar, de que ya nunca podría hacerlo.  

Todo esto viene a cuento porque últimamente debo sentirme yo más o menos como Lovell se sintió entonces, pero en mi caso lo que he perdido ha sido mi país. "Lost Spain", la España Perdida, sería el título que elegiría si tuviera que escribir un libro sobre la evolución de lo que ahora se ha dado en llamar "ciudadanía" en mis poco más de 50 años de trayectoria vital. O mejor dicho, sobre la involución sufrida, el triunfo de la vagancia, la desidia, el exceso, la exageración, la falta de imaginación, de esfuerzo y de ganas. La molicie, la pereza, las ínfulas desmesuradas de gente sin preparación, los quince minutos de gloria a cualquier precio, la pérdida de valores y de inteligencia, en definitiva, tanta tontería está llevando al país hacia el abismo y, para desgracia de muchos, hacia la inanición y la intranscendencia, que es aún peor. España se está perdiendo. La miro y no la reconozco. De hecho, yo ya la doy por perdida.

El artículo más leído hasta hace una semana en este blog había acumulado 142 visitas. El último, "¡Señor, llévame pronto!", lleva en algo más de cinco días, 21.127. Como lo leen. Y se da la circunstancia de que lo que narra es una falacia, una invención, una charlotada, un experimento. Quise demostrar (con éxito, por desgracia) que, en los tortuosos tiempos que corren en España, cualquier disparate enunciado bajo una supuesta defensa de la mujer tiene visos de credibilidad. Y así ha sido. La gran mayoría de los que han leído el artículo de ficción mencionado lo han tomado como absolutamente real. Después de los semáforos con falditas o las "calendarias" granaínas, muchos han juzgado perfectamente posible que una descerebrada resentida y enloquecida nos tomase a todos por tontos y se le ocurriera denigrar al "sagrado" Pericote por machista. Pero, dense ustedes cuenta, si mañana aparece la "noticia" de que van a retirar la Cruz de la Victoria de la bandera de Asturias para no ofender a sabe Dios qué hermano musulmán, se la creerían también. Porque pensarían que es posible que a algún imbécil se le pase por su deteriorada cabeza que la medida es justa y necesaria para evitar "ofender a los practicantes de otros credos", o cualquier otra gilipollez de calibre similar. Si hasta el autodenominado "club de fútbol más grande del mundo" ha eliminado de su escudo una cruz diminuta para que no se ofendan en no sé qué coño de microestado árabe...

Así que quiero pedir disculpas a quien se haya podido sentir ofendido, preocupado o simplemente haya experimentado desasosiego ante la "noticia". Y los que la creyeron no vayan a pensar que son unos incautos o unos inocentes, qué va, quédense tranquilos porque ya les digo que un gran porcentaje de lectores creyó a pies juntillas el disparatado texto. Miles de personas se asustaron, echaron pestes, se ciscaron en la "presunta" doctora e incluso, exacerbados sus ánimos por la bobada, expresaron sentimientos verdaderamente machistas que pueden comprobarse en los comentarios al artículo tanto en el blog como en las redes sociales. Porque machismo, haberlo haylo. Pero no hace falta buscarlo con pico y pala en letras de canciones antiguas, o en danzas centenarias, o en pinturas milenarias. No es necesario el calzador, mentes modernas preclaras y enfermas, para encontrar, a cada segundo, gestos, modos y maneras en los que la mujer sale malparada. No sé si se han enterado, pero en los últimos tres días, cinco mujeres han sido asesinadas en nuestro país. Así que, estúpidos y estúpidas igualitarios e igualitarias de salón, dejen de hacer el gilipollas y pónganse a ello porque les aseguro que por vestir con faldas a un muñeco o por cambiarle el nombre a un baile no van a obtener ni una miaja de credibilidad o respeto ni, por supuesto, conseguirán atenuar la violencia de género. Lo que sí podrán es llenar sus agradecidos estómagos a costa de fondos públicos lo que, por otra parte, es una práctica consustancial a cualquiera que ostente la nacionalidad española en estos tiempos oscuros. A otros tocará recuperar la cordura en nuestro país. Jim Lovell perdió su Luna en 1970. Yo, a mi querida España, esa España mía, esa España nuestra que cantaba Cecilia, ya la perdí hace mucho tiempo. Y la esperanza, también.                   

viernes, 17 de febrero de 2017

¡Señor, llévame pronto!

Parece mentira, pero sí. Ha saltado una de las peores noticias que podrían esperarse para el universo llanisco y todos aquellos que lo formamos: el Pericote, baile centenario orgullo del concejo y patrimonio cultural de todas las fiestas que en él se celebran, acaba de ser declarado RME (Reducto Machista Eliminable). Después de numerosos y esforzados trabajos, el equipo de la doctora en Ciencias Feministas y Trastornos de la Razón, Rosalía Lamanta Lacabeza, ha llegado a la conclusión que nuestra danza ancestral es "peligrosa para el buen desarrollo de la percepción de la juventud sobre la identidad de género y los roles asociados a cada uno", además de "un caldo de cultivo para fomentar conductas agresivas y vejatorias para la mujer asturiana". 

Ante la creciente alarma social creada desde que saltó la liebre, periodistas especializados en la materia se han puesto en contacto con la clarividente experta que, en resumen, basó su dictamen en las siguientes conclusiones:

"Analizando en primer lugar únicamente la danza, ya se observan movimientos claramente vejatorios para la mujer casi desde el inicio. En efecto, los hombres, mostrando una actitud grupal agresiva y peligrosa para la integridad física de las mujeres, ejercitan numerosos pasos que no son sino un acoso libidinoso y constante hacia la indefensa mujer, cuya movilidad se ve además mermada por un traje pesado y arcaico que impide a ésta realizar las convenientes maniobras elusivas ante el pertinaz acoso de los machos". 

"A lo largo del baile, además de observarse un enfermizo afán de los mozos por cortejar a las mujeres y, por tanto, disminuir sus valores éticos como personas humanas que son, uno de los hombres profiere grandes voces intimidatorias para los sentidos de las bailarinas, que resuenan como veladas amenazas en los oídos de éstas. ¡A pasar!, ¡A quedar! y, sobre todo la brutal orden de ¡Aire!, que las mujeres deben obedecer instantáneamente acelerando su paso, se escuchan claramente a lo largo de la interpretación sin contar en ningún momento con la importante opinión de ellas. Esto genera un estrés inaceptable en las participantes que, a posteriori, puede provocarles diversos transtornos psicosomáticos además de decaimiento general, con el riesgo de verse obligadas a recurrir a la ingesta de medicamentos u otro tipo de productos estimulantes con el fin de elevar su autoestima personal tras sufrir semejante vejación".    

"Por último, tras penar durante varios minutos recibiendo órdenes y escapando de una jauría de hombres hambrientos, éstos concluyen el baile abrazando fuertemente a las mozas, lo que puede y debe interpretarse como que ellos han conseguido su objetivo, que no era otro que someter a las mujeres de la manera más primitiva, hostil y violenta que pueden, lo cual no debe ser permitido en una sociedad avanzada y plural donde la presunta fuerza superior del macho tiene que ser desterrada por entero".

La profesora Lamanta continuó comentando las "tremendas letras que se cantan en ocasiones acompañando a este baile".

"La primera estrofa no atenta directamente contra la dignidad de la mujer, habla de que un tío coxu rompió un pie, por mi que se joda, pero la duda está en quién lo tuvo que llevar a Santu Medé; si fue la mujer, sería un claro síntoma de machismo y abuso de posición dominante por parte del coxu."

 "La segunda es una licencia extraña y rara que se concedió el autor, excepción a la regla machista imperante, pues parece que la moza le pone al viejo una cama en un sitio donde no se puede subir a ella, con el fin de reirse un poco de su impericia. Claro que, al mencionarse el mueble en cuestión, ya se está cociendo la posibilidad de que la mujer pueda ser explotada sexualmente".

"Pero donde se observa claramente una reducción de la figura femenina a puro objeto sin importancia es cuando dice "Yo caseme con un vieyu pa presumir de señora y a la mañana me dijo coxe el palu y pa pastora". Bien, esto es realmente indignante y no debería consentirse ni un minuto más. Primero se insinúa malévolamente que la mujer es una interesada a la par que socialmente inadaptada, para concluir conculcando de manera bárbara sus derechos al obligarla a realizar trabajos inadecuados para su resistencia física y su intelectualidad adormecida por un comportamiento racista y brutal del anciano en cuestión. Por si esto fuera poco, a continuación la pobre y maltratada mujer confiesa que se casó por dar rienda suelta a una afición perfectamente respetable como es comer chocolate, siendo objeto de las chanzas y burlas humillantes del hombre, que le contesta que se aguante, que el molinillo no bate, es decir, que le niega la satisfacción de una necesidad que se había manifestado perentoria. Y ya para remate, ponen en boca de la ninguneada mujer la palabra "dueño" cuando se refiere al marido. Se me acaban los adjetivos. Indignante, bochornoso, degradante y antifeminista es denominar a quien debe ser simplemente un "compañero en los tortuosos vericuetos de la vida" nada menos que como amo absoluto, que anula la voluntad de la esposa y la reduce a la categoría de mero objeto ornamental".


Después de lo expuesto, dice la experta, "no debe permitirse que semejante baile, anacrónico bastión del machismo más recalcitrante, vuelva a exhibirse ni una sola vez más, hasta que se realicen los ajustes técnicos necesarios para igualar el tratamiento que se le da a la mujer al del hombre o, incluso si ello fuera menester, por encima de éste, pues no en vano el número de mujeres que interpretan dicha danza es siempre el doble que el de mancebos".

Cuestionada sobre los cambios que piensa sugerir, la profesora Lamanta enumeró los siguientes: "En primer lugar, deben ser las mujeres las que, en consonancia con los tiempos actuales, ronden a los hombres y no a la inversa, por lo que se propondrá la alteración de los papeles y los hombres bailen los pasos de las mujeres y éstas los de los hombres. Además, las voces, naturalmente, deben ser dadas por ellas, lo cual redundará sin duda en beneficio de la tranquilidad y el sosiego de participantes y espectadores. El peso de los trajes debe igualarse, por lo que se propone eliminar todo lo claramente superfluo del vestido femenino, pudiendo usar pantalones como los de los mozos, eliminar la solitaria e incluso el mandil, prenda que recuerda peligrosamente a las tareas del hogar que vejatoriamente se insinúa debe realizar la mujer. En el caso de que se cante, las estrofas mencionadas deberán eliminar cualquier referencia a la posibilidad de que la fémina albergue interés económico alguno al contraer nupcias y se impedirá, bajo pena de cárcel, que se iguale la figura del marido con la de un "dueño" o un "amo dominante". Por último pero no menos importante, el nombre de la danza, claramente machista, debe ser cambiado a "La Pericota", mucho más acorde con la realidad social igualitaria en el contexto de un mundo claramente encaminado a la preminencia natural de la mujer en todos los ámbitos de la vida". 

Rosalía Lamanta, de origen paraguayo pero criada en Socuéllamos, ha dedicado cinco años de su vida a la investigación exhaustiva de los mensajes machistas camuflados en las tradiciones asturianas. ¡Señor, llévame pronto!        

martes, 14 de febrero de 2017

Soy un machista

Lo confieso: soy un despreciable machista. No lo sabía, pero gracias a una experta en musicología y "consultora de género" lo acabo de descubrir. Y no estoy desolado, qué va. Ni me arrepiento de serlo, ni renuncio a mis gustos, ni mucho menos me parece un desdoro. Al contrario, si me tengo que guiar por los juicios de la "experta", por otra parte trece años más joven que yo, me reafirmo en mis gustos, en mis querencias, hasta en mis vicios confesables. 

Resulta que una señorita de Gijón, licenciada en musicología y especialista en música pop y en feminismo -ojo al dato-, tiene una empresa que se dedica a formar a los más jóvenes en asuntos que tienen que ver con las relaciones entre sexos como forma de prevención de la violencia de género. Hasta ahí todo normal, todo respetable, todo en orden. Pero la sesuda experta, no sabemos por qué, ha decidido volcar toda su sapiencia, inteligencia y esfuerzo en estudiar las letras de las canciones de Joaquín Sabina. Y ha concluido que es un machista despreciable que no debería ser bienvenido en nuestra tierra, así, sin bicarbonato ni nada. Incluso afirma sin rubor que "sus letras son más peligrosas que el reggaeton". En fin.

La experta, encantada de haberse conocido
Todo este disparate de la fémina mencionada parte de un estudio "profundo" de la estupenda y conmovedora letra de la canción de amor "Contigo". No quiero parecer didáctico, ni un experto en nuestra riquísima lengua y sus recursos estilísticos, en los que Sabina es un maestro inigualable. Únicamente, escandalizado ante las masivas y estúpidas pérdidas de tiempo a la que nos están acostumbrando los nuevos progres de salón, quiero recordar al pequeño mundo que se acerca a este espacio, por si han tenido la desgracia de leer esta sarta de gilipolleces de la "experta" de las narices, que existe algo que se llama "lenguaje figurado", que el castellano contempla un montón de recursos como hipérboles, metáforas, comparaciones o retruécanos, por citar algunos que utiliza en esta canción el maestro con una soltura y una delicadeza auténticamente estremecedoras, hasta el punto de ser capaz de causar emociones incontrolables en el auditorio, como pelos de punta o lágrimas a raudales, que es lo más grande que un autor puede desear.
 
Pero a esta imbécil le parece que es "peligroso" paladear estos versos:
  
Yo no quiero domingos por la tarde;
Yo no quiero columpio en el jardín;
Lo que yo quiero, corazón cobarde,
Es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
Y matarme contigo si te mueres
Porque el amor cuando no muere mata
Porque amores que matan nunca mueren.




No creo que exista una metáfora más tierna, más entendible, más sobrecogedora que decirle a la persona que amas que quieres morir por ella -de amor- o que te gustaría que ella muriera -de amor, insisto-, por tí. Creo que la mayor aspiración de un ser humano normal es amar y ser amado de una manera inolvidable, comprometida, deliciosa e incluso excesiva, como canta el maestro. Quizás el problema de esta gente es que no tienen ni puta idea de lo que es este tipo de amor, que no lo han catado o peor, que ni siquiera son capaces de entender que se pueda amar a un semejante así, con todos los sentidos, a tumba abierta y sin tapujos. 

En definitiva, que llamar machista a Joaquín Sabina es, como mínimo, una osadía deplorable. Si tan entendida es esta señorita en música pop, debería dedicar un ratito de su tiempo perdido a analizar toda la magna obra de este autor. Encontraría multitud de guiños a la mujer, halagos, disculpas, declaraciones de amor y de desamor, picardía, sexo, drogas e, incluso, rock and roll. ¿Se ha leído esta elementa la letra de "Así estoy yo sin ti", por ejemplo? 

Que conste que muchos de los comportamientos elegidos a lo largo de su trayectoria me parecen despreciables, su apología de la vida desordenada no es edificante a mi modo de ver, pero discutir su genio y su sensibilidad y, mucho menos llamarle machista, rancio o peligroso para las mujeres, me parece una locura y no saber por dónde anda uno. En su último y maravilloso legado, "Lo niego todo", lo dice muy claro: "Ni soy un libro abierto, ni quien tú te imaginas, lloro con las más cursis películas de amor". Todo el daño que este hombre haya podido causar, es muy probable que se lo haya hecho a sí mismo. Si yo fuera mujer estaría orgullosa de serlo cada vez que escuchara una canción de Sabina. Y me avergonzaría cada vez que una de estas feministas-talibanes (o talibanas), tan despreciable como un machista, abriera el pico para decir sandeces. Pero claro, es que yo soy un machista. Como el maestro.   

P.D: Ya que estamos, me pregunto qué diablos hace un periódico que se dice serio dando pábulo a semejante bobada. Sobre todo cuando uno ha comprobado en primera persona lo que "le cuesta" publicar opiniones como la que acaban de leer.