Lo confieso: soy un despreciable machista. No lo sabía, pero gracias a una experta en musicología y "consultora de género" lo acabo de descubrir. Y no estoy desolado, qué va. Ni me arrepiento de serlo, ni renuncio a mis gustos, ni mucho menos me parece un desdoro. Al contrario, si me tengo que guiar por los juicios de la "experta", por otra parte trece años más joven que yo, me reafirmo en mis gustos, en mis querencias, hasta en mis vicios confesables.
Resulta que una señorita de Gijón, licenciada en musicología y especialista en música pop y en feminismo -ojo al dato-, tiene una empresa que se dedica a formar a los más jóvenes en asuntos que tienen que ver con las relaciones entre sexos como forma de prevención de la violencia de género. Hasta ahí todo normal, todo respetable, todo en orden. Pero la sesuda experta, no sabemos por qué, ha decidido volcar toda su sapiencia, inteligencia y esfuerzo en estudiar las letras de las canciones de Joaquín Sabina. Y ha concluido que es un machista despreciable que no debería ser bienvenido en nuestra tierra, así, sin bicarbonato ni nada. Incluso afirma sin rubor que "sus letras son más peligrosas que el reggaeton". En fin.
La experta, encantada de haberse conocido |
Todo este disparate de la fémina mencionada parte de un estudio "profundo" de la estupenda y conmovedora letra de la canción de amor "Contigo". No quiero parecer didáctico, ni un experto en nuestra riquísima lengua y sus recursos estilísticos, en los que Sabina es un maestro inigualable. Únicamente, escandalizado ante las masivas y estúpidas pérdidas de tiempo a la que nos están acostumbrando los nuevos progres de salón, quiero recordar al pequeño mundo que se acerca a este espacio, por si han tenido la desgracia de leer esta sarta de gilipolleces de la "experta" de las narices, que existe algo que se llama "lenguaje figurado", que el castellano contempla un montón de recursos como hipérboles, metáforas, comparaciones o retruécanos, por citar algunos que utiliza en esta canción el maestro con una soltura y una delicadeza auténticamente estremecedoras, hasta el punto de ser capaz de causar emociones incontrolables en el auditorio, como pelos de punta o lágrimas a raudales, que es lo más grande que un autor puede desear.
Pero a esta imbécil le parece que es "peligroso" paladear estos versos:
Yo no quiero domingos por la tarde;
Yo no quiero columpio en el jardín;
Lo que yo quiero, corazón cobarde,
Es que mueras por mí.
Yo no quiero columpio en el jardín;
Lo que yo quiero, corazón cobarde,
Es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
Y matarme contigo si te mueres
Porque el amor cuando no muere mata
Porque amores que matan nunca mueren.
Y matarme contigo si te mueres
Porque el amor cuando no muere mata
Porque amores que matan nunca mueren.
No creo que exista una metáfora más tierna, más entendible, más sobrecogedora que decirle a la persona que amas que quieres morir por ella -de amor- o que te gustaría que ella muriera -de amor, insisto-, por tí. Creo que la mayor aspiración de un ser humano normal es amar y ser amado de una manera inolvidable, comprometida, deliciosa e incluso excesiva, como canta el maestro. Quizás el problema de esta gente es que no tienen ni puta idea de lo que es este tipo de amor, que no lo han catado o peor, que ni siquiera son capaces de entender que se pueda amar a un semejante así, con todos los sentidos, a tumba abierta y sin tapujos.
En definitiva, que llamar machista a Joaquín Sabina es, como mínimo, una osadía deplorable. Si tan entendida es esta señorita en música pop, debería dedicar un ratito de su tiempo perdido a analizar toda la magna obra de este autor. Encontraría multitud de guiños a la mujer, halagos, disculpas, declaraciones de amor y de desamor, picardía, sexo, drogas e, incluso, rock and roll. ¿Se ha leído esta elementa la letra de "Así estoy yo sin ti", por ejemplo?
Que conste que muchos de los comportamientos elegidos a lo largo de su trayectoria me parecen despreciables, su apología de la vida desordenada no es edificante a mi modo de ver, pero discutir su genio y su sensibilidad y, mucho menos llamarle machista, rancio o peligroso para las mujeres, me parece una locura y no saber por dónde anda uno. En su último y maravilloso legado, "Lo niego todo", lo dice muy claro: "Ni soy un libro abierto, ni quien tú te imaginas, lloro con las más cursis películas de amor". Todo el daño que este hombre haya podido causar, es muy probable que se lo haya hecho a sí mismo. Si yo fuera mujer estaría orgullosa de serlo cada vez que escuchara una canción de Sabina. Y me avergonzaría cada vez que una de estas feministas-talibanes (o talibanas), tan despreciable como un machista, abriera el pico para decir sandeces. Pero claro, es que yo soy un machista. Como el maestro.
P.D: Ya que estamos, me pregunto qué diablos hace un periódico que se dice serio dando pábulo a semejante bobada. Sobre todo cuando uno ha comprobado en primera persona lo que "le cuesta" publicar opiniones como la que acaban de leer.
La ventaja de ser inteligente es que se puede fingir ser imbécil, mientras que al revés es imposible.Woody Allen.
ResponderEliminarQuedémonos con la respuesta de Wody Allen¡¡¡vale la pena.
EliminarPor cierto la letra de esa canción está compuesta por Sabina y otros. ---Pilar V.