Imagino que todos están al tanto de la que se ha liado tras sacarse a la luz un programa emitido en la televisión vasca hace casi un mes. Para los que no lo estén, se trata de una colección de mastuerzos de diverso pelaje soltando bilis, descojonándose de España y de los españoles e intentando -que no consiguiendo- resultar graciosos a costa de poner a parir nuestro Nombre, nuestra Bandera, nuestro Himno e incluso, la camiseta de nuestra Selección de fútbol campeona del mundo. Nada nuevo bajo el sol.
Lo que me extraña es que la cohorte completa de cabrones que salen en el programa forman parte, según los editores del mismo, de lo más granado de la "cultura vasca" y son personajes reconocidos en el mundo de las "diversas artes susceptibles de interés por parte de la sociedad" (vasca, naturalmente). Y siendo así, y dando por hecho que los de la TV de allí no mienten, que ya es mucho suponer, resulta chocante y la mar de extraño que aquellos representantes máximos de la intelectualidad vasca no den más de sí que llamar a los españoles, -cosa que por otro lado, aunque les joda, ellos también son y serán hasta el final de sus miserables vidas plenas de odio y rencor-, fatxas, paletoa, txonis y no sé cuántos ridículos epítetos más.
En primer lugar, observen la enorme riqueza de esa lengua inventada llamada "euskera". Facha, manera humorística de denominar en ESPAÑA a los franquistas nostálgicos, lo dicen igual; eso sí, lo "vasconizamos" metiendo de clavo la "tx", que queda muy mono, lo mismo que en la palabra "choni", algo que en ESPAÑA viene a ser sinónimo de Belén Esteban y que en esa tierra tan llena de gente culta adoptan rápidamente del idioma patrio, una vez más introduciendo por si acaso el factor diferenciador "tx", para que se vea que han trabajado. En cuanto al sustantivo paleto, esa rica lengua ni tiene un similar ni a los catedráticos sapientísimos que sin duda la salvaguardan se les ocurre nada más sagaz que añadir una "a" y, milagro, ya está, tenemos "paletoa", euskalduna de pura cepa. Yo es que me orino.
Pero lo que me choca es que, escuchados los insignes mamelucos del vídeo en cuestión, aparte de llamarnos paletos, toreros y bailarines de sevillanas a todos los españoles, no se les ocurre nada peor que decir de nosotros, esa raza tan opresora y a la vez idiota -seguramente una cobinación imposible, de ser cierta-. Es decir, sueltan puros y simples estereotipos de toda la vida. A una le preguntan quién sería su modelo de español y responde Jesús Gil, otra que Isabel Pantoja, otro con menos imaginación aún que Rajoy y el último que el Rey Juan Carlos. Así que lo malo de ESPAÑA es que hay toros, toreros, flamenco y comida rica en todas partes. Bien, supongamos ahora que yo soy tan tonto o más que estos memos de la ETB y recurro a los estereotipos. Entonces un vasco será un tío -o tía, da igual- con el flequillo cortado con hacha, aros bien grandes en las orejas, vestido como un guarro y con un par de pistolas en el cinturón que utiliza contra todo aquel que se sienta español. Ya ven qué gilipollez de estereotipo, pero resulta que varios millares de vascos con esa pinta se han dedicado a aterrorizar a centenares de miles de buenas personas por todo el Estado y a dejar un reguero de cadáveres que casi llegan a los mil. No es justo, no se puede identificar a todo un pueblo por unos cuantos, ya lo sé, pero no se preocupen, si no es más que un estereotipo facilón. ¿Verdad?
Estos paletos españoles suelen llevar boina y ellos -los vascos- la portan de medio metro de diámetro, lo que pasa es que la llaman "txapela", que queda más culto. Nosotros tenemos los toros y ellos se dedican a levantar piedras enormes para, acto seguido, dejarlas caer de nuevo o a freir a hachazos a indefensos troncos de madera. Pero estas últimas actividades tienen un "transfondo cultural" innegable. Incluso, dicen, las piedras y los troncos de árbol le "hablan" al harrijasotzaile y al aizkolari. Y yo, lo respeto, me parece muy bien, y no me meto con esas costumbres ancestrales. Ellos sí, lo nuestro es paleto, rancio, carca, facha. Lo suyo es moderno, culturalmente avanzadísimo y, por supuesto, respetable. Cachissss.
El verdadero problema, permítanme que lo diga, es el odio inoculado a las nuevas generaciones en las ikastolas por un sistema educativo absolutamente corrompido que un Estado blandengue y permisivo hasta la náusea ha consentido e incluso alentado, lo mismo que en Cataluña. Esta gente que aparece en el programa fueron niños en los 80 y 90, cuando la semilla del odio absoluto y el aborrecimiento general de todos los símbolos que recuerden a ESPAÑA fue plantada. Había que gobernar en el Estado y para eso hubo que arrodillarse ante Arzallus, no sé si le recuerdan, sí, aquel que dijo lo de "unos agitan el árbol y otros recogemos las nueces". Y, aparte de muchas otras cosas, se les dio el control total en Educación, la clave de bóveda del adoctrinamiento general que se está acometiendo desde entonces en el País Vasco y Cataluña.
Basta escuchar al engendro -no sé si es hombre o mujer, las imágenes no me permiten discernirlo- que se dice feminista en el video y que es, en esencia, un adefesio, cómo segrega bilis cuando le preguntan qué siente cuando ve la bandera rojigualda: "¡Asco, casi vomito!", nos narra el cerdo o cerda babeando rabia, odio y rencor. O el imbécil apellidado Apaolaza, presunto actor del que jamás oí hablar, que se hace el gracioso cuando dice que nos llamamos ESPAÑA porque el nombre de Mongolia ya estaba ocupado. Muy ingenioso, si no fuera porque el tarado de Sabino Arana, hace más de un siglo, ya asimilaba a los "maketos" españoles con coreanos y similares. Una antigua obsesión eso de compararnos con orientales. Nada nuevo, nada original. Únicamente odio visceral.
La tal Miren Gaztañaga, muy conocida en su casa, a la hora de comer |
Eso sí, ahora que la afrenta se ha difundido, estos valientes, estos gudaris euskaldunes se ponen a recular como ratas infectas y ya empiezan con la cantinela de siempre: "está sacado de contexto", "está dicho en clave de humor", "es libertad de expresión" ¿perdón? ¿como la que tiene un vasco que se siente español para decirlo públicamente sin sufrir consecuencias? Incluso se han atrevido a decir que "no era nuestra intención ofender". ¿No? Pues quién lo diría, porque parece hecho exactamente para eso, para ofender al que se sienta español. Pero claro, resulta que una tal Miren Gaztañaga sale de meritoria en una película recién estrenada, "El guardián invisible", y le habrán dado el toque para que no les joda la taquilla. O sales perdiendo el culo a rectificar o no vuelves a trabajar más en la industria cinematográfica de ese país que tanto detestas, hija, así que venga, de rodillas y con los brazos en cruz. Pues no cuela, amiga. Vean la grabación y verán que no cuela. Odio y humillación puros y duros.
Lo que más me satisface de este desagradable asunto es que todos estos auténticos merluzos se van a ir bajo tierra siendo españoles. Se les va a pudrir el hígado de tanta bilis y tanta inquina y no verán nunca otra patria que ESPAÑA. Algunos son listos y se dan cuenta de que esta actitud beligerante no les beneficia. Otros, el estereotipo, seguirán odiando toda su vida y soltando porquería por esas boquitas. Vale, sigan, sigan, que por la boca muere el pez.
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