martes, 12 de septiembre de 2017

Un país al revés

En la España de hoy nada de lo que pasa es normal, ni racional, ni siquiera mímimamente comprensible para el ciudadano medio, aquel que ha recibido un poquito de educación, ciertas nociones de urbanidad y respeto y algunas indicaciones acerca de cómo comportarse en la vida con dignidad, virtud hoy casi desaparecida no sólo en el ámbito político sino también en el tortuoso día a día de una sociedad podrida hasta los tuétanos, sin principios de ninguna clase, mucho menos éticos y morales. Después de soportar un verano esquivo, de días magañosos cuando no lluviosos y una ausencia dolorosa del astro rey, regresamos a nuestros cuarteles de invierno y retomamos la habitual situación de perplejidad permanente ante el grotesco desfile de personajes bufos y apestosos que envenenan nuestra convivencia.
 
La "democrática" manifaencerrona a los poderes del Estado

Romper fotos del Rey sale gratis. Peinarse, también
He dejado escrito en numerosas ocasiones que respeto mucho las posiciones personales defensoras de la soberanía de un territorio, no sólo de Cataluña. Yo  mismo propugno de manera ferviente la independencia de mi barrio llanisco del Cuetu que, como acertadamente recogen unas graciosas coplillas que se entonan en la fiesta del Morru, razones tiene de sobra para serlo. Pero lo que no tolero son los continuos envites barriobajeros y cobardes de los sediciosos catalanes interesados, ni el bochorno causado en la vergonzante manifestación post atentados que les ha marcado a fuego en sus repugnantes lomos la infame marca del supremacismo racista más kukluxklanero, ni tampoco esa celebración de la Diada manipulada y chusquera como forma de reivindicación máxima de aquello que sólo desea, según las propias encuestas cocinadas por los independentistas, un 40% de la población de aquella Comunidad Autónoma y eso en la época de máxima agitación y de provocado fervor en la que la exaltación del sentimiento nacionalista está reventando termómetros. No les importa ser una minoría, ni representar a lo peor de la sociedad catalana -léase los cerdos de la CUP-, ni mucho menos incumplir todas las leyes habidas y por haber. No hay pudor, ni recato, ni inteligencia. Vamos a saco y punto. Y para eso, todo vale.

Quiere una Cataluña libre y soberana, ergo...
Por ejemplo, son muy útiles las muletas para apoyarse y coger impulso. Los imbéciles supinos que en España abundan como las setas y sus declaraciones propias de tarados mentales son aprovechados por las hordas separatistas para añadir más carbón a sus calderas y llenarse de razones para incrementar sus alaridos. Llega por aquellas tierras el bobo de Pablo Iglesias y les suelta "¡Viva Catalunya lliure y sobirana!". Si no me he vuelto idiota yo también, entiendo que este sujeto infecto desea que Cataluña se independice, puesto que la quiere libre del yugo de España y con soberanía propia. Es decir, es un soberanista más, un independentista más, un supremacista más. Y mientras su repugnante marca en la región lanza supuestos mensajes moderados, este desgraciado atiza las llamas y anima aún más a los radicales con este mensaje inequívoco que significa lo que significa. Y en Madrid, otra mentecata sobresaliente, esa patética alcaldesa salida del mismo cubil, les ofrece a los que quieren romper nuestro país un lugar donde dar rienda suelta a sus delirios, un altavoz para sus perversiones, para su llamamiento a la desobediencia, para el odio y la difamación que incluye, en lugar preminente, a la capital del Estado y a todo lo que representa. Pero la payasa no se entera y los otros encantados. Chuparle la sangre a esta gente es coser y cantar, pensarán muy ufanos. Y con razón.
 
Una gran defensora de la libertad -de quemar banderas-

Valientes gudaris catalanes rostizando Europa
Porque lo que estamos apoyando, Carmena, es que la CUP queme banderas no sólo ya de España, que no te importa una mierda, lo sabemos, sino también de Francia y de Europa. Dejándoles un micrófono apoyas, tú que precisamente eres jueza y deberías estar preocupada por hacer cumplir la ley, saltarse sistemáticamente las normas que no les gusten a estos angelitos. Dando pábulo a sus ilusiones enfermizas te solidarizas con asesinos como Otegui, estrella absoluta en la Diada y estandarte de esta gentuza, esgrimido como garante del procès cuando no es más que un siniestro criminal que, por ejemplo, debería estar pidiendo perdón por lo que pasó en Hipercor hace 30 años. Pero no, ni pide perdón ni se arrepiente y tontos útiles tipo Iglesias y Carmena le tienen como adalid de no se sabe qué libertades. Hay que joderse.
 
¿Símbolo del independentismo? No. ¿Un asesino? Sí.

En verano hemos tenido otoño. En otoño culmina el desafío de esta caterva de racistas y aquí parece que se han ido todos de vacaciones de verano. Mientras se insulta y se vilipendia gratis total a mi país y a sus símbolos, el supuesto Gobierno no hace nada. Dicen que no quiere la confrontación. ¿Es que va a poner la otra mejilla? ¿Va a permitir que esta gentuza se ría del Estado de derecho, de las leyes y de la Constitución? No sé si han caído en la cuenta de que están ahí para garantizar la unidad del Estado, para proteger a los ciudadanos de expresiones fascistoides como la que nos ocupa y para impedir que cuatro tipos impongan sus ideas disparatadas a la mayoría. Pero como aquí todo está al revés, no me extrañaría nada que este dislate tenga recorrido y la anarquía triunfe en esa parte de España. Y en otras. Está en juego el futuro de nuestro país, como lo hemos entendido durante más de 500 años. Quizás no parezca algo importante para los merluzos que nos dirigen. Parece que para la mayoría, sí. Pero a día de hoy, siguen imponiéndose las minorías. No me digan que nuestro país no está al revés. Incluso tengo un buen amigo al que todo esto le encoge el estómago mientras que a mi me pasa justo al revés, que me hace arrojar su contenido. Eso sí, si puede ser, sobre todas estas infrapersonas de la ultratumba política. Al fin y al cabo, inmundicia y mierda son la misma cosa. 
   
No se entera. O sí.

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