lunes, 21 de diciembre de 2015

Un país peculiar

Imaginen lo que podría ocurrir en los Estados Unidos si al gobernador de California le da por decir, tras el atentado de San Bernardino, que comprende a la pareja asesina, que se pone en su lugar y a lo mejor hubiera hecho lo mismo. No dura 24 horas en el cargo, los ciudadanos le montan la de Dios y los poderosos medios de comunicación se lo cepillan de inmediato ¿no les parece?

Ahora recuerden los salvajes atentados de hace un mes en París y piensen en un François Hollande melifluo, blandengue y tolerante que declara su "comprensión" para los terroristas, para su ausencia total de interés por integrarse en la estricta sociedad francesa, para sus creencias religiosas y se pone a hacer guiños a imanes, mulás y demás clérigos musulmanes hasta la náusea. Sus propios compatriotas le montan otra revolución en un periquete y lo sacan de paseo a La Bastilla ese mismo día, no sé si me entienden.

Dejen vagar sus mentes, olviden que son animales racionales y recreen una escena que contempla al ministro de Defensa ruso, es decir, bajo el mando de Putin, pidiendo disculpas a los turcos por violar su espacio aéreo y admitiendo la "justicia" del derribo del avión de combate de sus fuerzas aéreas. En ese improbable caso -tendría que tenerlos mayores que el caballo de Espartero- estaría ya por Siberia, en alguno de esos campos de trabajo que ya no existen, picando piedra para el resto de sus días encadenado a una gran bola negra y con un vistoso pijama a rayas.

Regresemos ahora a España. ¿Sería posible que Rajoy hubiese declarado que "reconoce la necesidad de un rescate para nuestro país y que comprende la actitud de Bruselas"? Hasta Snchz hubiera sido capaz de guardar las formas y las apariencias y defender la "solvencia" de España y lo innecesario de las brutales medidas de austeridad que la UE pretendía imponernos, mucho peores todavía que las que hemos soportado estoicamente estos cuatro años.

Sin embargo, en Asturias tenemos una diputada en la Junta General del Principado mucho más lista que todos los anteriores. Ella sí que se salta cualquier formalismo y declara, muy ufana, que "yo haría lo mismo que los propietarios del hotel Kaype", es decir, pediría una indemnización millonaria que sumiría al concejo de Llanes en la miseria más absoluta durante varias legislaturas. Así, sin red ni nada, con un par de higos. A eso se le puede calificar de varias maneras; es una irresponsabilidad que la culpable principal de este lío se solidarice con la propiedad pero no con sus vecinos, no con los verdaderos perjudicados, los ciudadanos esquilmados de Llanes; también es una desfachatez, es decir, una desvergüenza de quien hace décadas que la perdió, propio de una descarada, de quien piensa que va sobrada, que es más lista que nadie; y además es una villanía, una vileza y una puñalada trapera para todos los llaniscos y asturianos porque, con esas palabras, denota quién le importa realmente a este personaje, qué prudencia guarda ante el proceso, qué arrogancia muestra ante compañeros de partido, jueces, profesionales de varios ramos y qué catadura moral ostenta quien, después de haber arrojado la piedra y haber descalabrado a base de bien al pueblo, no sólo esconde la mano y apunta hacia otro lado, sino que además se reboza en el mal ajeno de una manera vomitiva que sólo es propia de alguien enfermo.

Y mientras tanto, ella continúa en su oneroso y opíparo cargo. El paralizado Fernández no dice ni mu y ahí la tenemos, de estandarte del socialismo patrio, dando lecciones a todos y luciendo palmito como si fuera Ava Gardner. Pobre ilusa. (Ahora llámame machista, por favor).

Asturias es peculiar, está bien claro. Pero España también, no crean. Mientras en Venezuela huyen del populismo, de los bolivarianos y, en fin, de la miseria, aquí les votamos. Churchill, que parecía saber de lo que hablaba, dijo: "el socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia; su única virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria". Pero claro, el no era peculiar, era inglés.       

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