A poco que uno tenga interés y se dedique, aunque sea mínimamente, a escarbar en la etimología de nuestro maravilloso idioma común, se da cuenta de la inmensa riqueza que poseemos, de lo subyugante que resulta investigar para aprender y aprehender algunos de los giros, circunloquios y expresiones que ofrece nuestra riquísima lengua. Por eso no se entiende -o sí- la estupidez supina de algunos fanáticos propensos a ciertas inmersiones lingüísticas que, lo único que suponen, es el intento baldío de levantar diques de contención contra la expansión imparable del castellano impidiendo a la gente que lo estudie en la escuela. Confío en que en esos lugares existan personas con cierta capacidad de raciocinio que les haga discernir la importancia de negarse a renunciar a algo que les convierte en más cultos, más ricos y más completos como personas.
En estos tiempos convulsos de tejemanejes políticos entre bambalinas, pactos sin miga y desmanes a porrillo, el espectador asiste asombrado a un continuo muestrario de patochadas y excesos verbales que, en su mayoría, están fuera de contexto, fuera de foco y también fuera de cacho, para que no les pille el toro, que se dice en tauromaquia. Resulta que en nuestro idioma existe una preciosa palabra, "paripé", que define perfectamente lo que se está escenificando estos días en los ambientes políticos madrileños. Paripé viene del caló, el idioma particular de la etnia gitana, concretamente de "paruipén", que significa cambio o trueque, pero también hace referencia al intento de engañar una persona a otra. Es decir, que Snchz y Rivera, Rivera y Snchz, nos quieren engañar como a chinos, si es que a estos se les engaña tan fácilmente, que no lo creo. Es la única explicación para la pompa y el boato dado a una firma que únicamente agrupa a 130 diputados, es decir, una minoría que no sirve para nada. Y qué decir del PSOE, que se ha montado un gran circo de varias pistas con lo de la consulta a la militancia. ¿Para qué, me lo pueden ustedes decir claramente? ¿De qué va a servir que los afiliados aprueben o no algo que es papel mojado?
La expresión "por arte de birlibirloque" viene a significar que algo ha acontecido inesperadamente, como por arte de magia. Pero también ocurre que en caló -otra vez- birlar significa robar, estafar, y birloque significa ladrón, el que roba o estafa. Qué casualidad. Por el arte que para estafar tienen dos ladrones, nos tenemos que creer que aquí hay algo de verdad, un pacto sólido, un acuerdo que resiste huracanes. Y un cuerno. Pero si el pobre número dos o tres socialista, el cándido Luena, sale al poco de la firma a mendigar a Iglesias que se sume, que se abstenga, que por favor, que es que si no esto no sale. Y claro, el coletudo se remanga hasta los sobaquillos y le atiza en toda la boca, dialécticamente hablando. Yo no estafo, yo hablo claro. Soy comunista y Ciudadanos son como el PP. Si te casas con ellos a mí ni me mires.
Así que, tras el paripé romántico con boda y todo y el intento de que por arte de birlibirloque 130 se conviertan en 176 con un chasquido de dedos, aquí estamos, prestos a asistir al despilfarro de un ¿debate? de investidura muerto antes de nacer donde todo lo que allí suceda serán una retahíla de brindis al sol, paripés y huidas hacia adelante. Un esperpento digno de Valle Inclán, un sainete que firmaría Arniches, un entremés propio de Quevedo. En fin, y ya que estamos con ilustres literatos, "Cosas veredes, amigo Sancho", que diría el maestro Cervantes.