Sé que si a algún progre de escaparate se le ocurre leer lo que viene a continuación, van a tacharme de reaccionario, racista, facha y un montón de cosas más. Vale, lo acepto y me da igual. No, no me da igual. Me voy a sentir orgulloso de defender mi entorno, mi forma de vida, mis creencias, mi historia, mi mundo en definitiva. Estoy muy cabreado, he pasado un día horrible a medida que iban cayendo los muertos en París, como cayeron aquel infausto 11 de marzo de hace once años en Madrid y miren cuánto nos hemos movido, cuánto hemos aprendido, cuánto nos hemos protegido. Nada.
A los progres de salón les falta tiempo para, enarbolando la bandera de la libertad, exigir la retirada de los crucifijos de los colegios y demás edificios públicos, no vaya a ser que se ofendan nuestros dulces y cercanos amigos musulmanes. Nuestra historia tiene que borrarse por mor de una mal entendida solidaridad, de un nocivo afán de complacer a los del burka, el chador y la lapidación de adúlteras. Se respeta más una religión que enardece a sus masas proclamando que todos somos infieles, a unos clérigos que piden la muerte de todos aquellos que no creemos en Alá, que a los que profesan las creencias que han sido comunes al mundo occidental desde hace dos milenios. Parece que tengamos miedo de enfadar a esta gente por sus desmedidas reacciones y algunos se comportan como si hubieran sido abducidos por el profeta y sus secuaces, mostrando una incapacidad para la crítica que se torna vomitiva en días como hoy.
A estas horas van 129 muertos. 129 vidas segadas, 129 familias destrozadas para el resto de sus existencias. En el nombre de Alá que, por lo visto, es grande. Se reúnen los políticos y emiten los consabidos mensajes de condena que por repetitivos resultan indignantes pero al menos, no todos, se conjuran para continuar una cruzada contra el terrorismo yihadista y no dejar que consigan sus objetivos de conquista. Como digo, no todos porque algún malnacido, en nombre de no se sabe qué trasnochado concepto de democracia, se niega a sumarse a lo que no es más que una declaración de intenciones, porque no le han pedido que vaya a matar islamistas como un poseso, no, únicamente que se adhiriera a un grupo de gente que se compromete a no dejarse destruir, a no dejarse conquistar, a no dejarse extinguir por esta gente. El tal Iglesias, que para su desgracia este es el apellido del pollo en cuestión, se niega a participar en lo que el denomina "venganza". Yo pregunto, ¿es que 129 muertos no le inspiran piedad? ¿129 familias desesperadas que clamarán justicia, no son suficientes para tener un gesto de cercanía con ellas? ¿Es más importante ser simpático con quien defiende que la mujer es un ser inferior, sin derechos, a las que les niegan hasta estudiar, hasta hacer deporte porque dicen que es "perverso"? Tú lo que eres es un pedazo de cobarde, parapetado tras un sistema ridículo que te permite soltar cualquier perla por la boca sin sufrir las consecuencias. Deberías irte a brindar con Willy Toledo, si es que no lo estás haciendo ya.
Francia ha sido acusada por los salvajes de comportarse mal con los hermanos musulmanes y por eso ha sido atacada. Francia es el país de Europa con mayor número de musulmanes, hasta el punto que hay ciudades como Marsella o el propio París con auténticos guetos en los que la entrada de un "infiel" es casi imposible. Pero aún así, no están conformes. Están realizando una invasión silenciosa en todo el mundo occidental, y por aquí los gilipollas de turno pidiendo poco menos que la entrada libre para todos, con papeles o sin ellos, por motivos humanitarios. ¿Es que alguien se cree que todos los que vienen son refugiados que huyen? Pero si leyendo los desalmados comunicados de estos degenerados te das perfecta cuenta de que esta es su táctica, el desgaste lento pero sin pausa, minar la moral y las costumbres de las comunidades occidentales, a las que saben laxas y débiles en sus convicciones, y aprovechar los inmensos derechos de los que gozan para ir implantando el Islam como religión y forma de vida dominante. Y en esas están.
Y para los que crean que esto son sólo ramalazos, coletazos de una pandilla de locos, ahí tienen las advertencias: "No viviréis en paz, esto es sólo el comienzo de la tormenta". Está tan claro que sólo un deficiente mental no lo ve pero, a pesar de todo, se sigue pidiendo a gritos tolerancia, integración y respeto, pero únicamente de una parte, la nuestra, la de los tontos útiles. Mientras, nos colonizan, nos sodomizan y se ríen de nuestros complejos, de nuestra flojera, de nuestra dejadez y de nuestro abandono pero, sobre todo, de nuestra inmensa ingenuidad. Es posible que mi generación no lo vea pero, igual que ya lo hicieron hace muchos siglos, a este ritmo no tardarán en hacerse los amos de Occidente. Mientras se sigan tendiendo puentes de plata, mientras no se entienda que nuestros países necesitan protección si no queremos ver morir a nuestros familiares, esto no se parará. Ya sé que muchos de ustedes creen que exagero, que expongo una visión apocalíptica de la situación y que Occidente está a salvo. Ahora, vayan a decirle a la esposa del español fallecido en el ataque a la sala de fiestas Bataclan que tiene que tener paciencia, comprensión, que cuando se cruce por la calle con un tipo con turbante o una joven con velo no sienta miedo, odio o asco. Díganle que su marido ha sido asesinado porque estaba asistiendo a un espectáculo "perverso". Que como se divertía mientras escuchaba un concierto y no estaba de rodillas de cara a La Meca era un infiel pecador que merecía la muerte. Díganselo, a ver si hay huevos.
En realidad sólo tienen que sentarse a esperar nuestra caída. La siembra está hecha, sólo deben tener paciencia y esperar, porque Occidente caerá por su propia inacción, por su increíble confianza en unas convicciones que nadie defiende, que nadie cuida. Apenas se conocen musulmanes no religiosos, no practicantes. Intentemos ahora encontrar cristianos de cualquier pelaje comprometidos con su religión. Casi no existen. Es más, parecemos empeñados en borrar toda huella de nuestra historia, de nuestra cultura. En realidad, si se fijan bien, Occidente ya ha caído hace tiempo. Que Alá nos pille confesados.
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