miércoles, 25 de noviembre de 2015

Ya están aquíííí

En 1982 Heather O'Rourke, la niña rubia de siete años de Poltergeist, conocida película sobre fenómenos paranormales producida por Spielberg, nos anunciaba a todos que ya habían llegado, los entes extraños procedentes de otra dimensión estaban en la casa de los protagonistas y se disponían a ofrecernos a los espectadores una buena ración de pánico y sustos.

Ahora, 33 años después, puedo anunciarles que estos fenómenos, en esta ocasión paranormales e hispanos, han vuelto. Son los saltimbanquis, los subvencionados, los que se autodenominan artistas pero que no dejan de ser, en su mayoría, unos mediocres que vagan por los ministerios de su odiado PP en busca de dinero fácil, ese que de otra manera serían incapaces de ganar. Los del No a la guerra en la que no disparamos ni un tiro se ponen esta vez la venda incluso meses antes de que se pueda producir la herida y ya están con manifiestos infames intentando influir decisivamente, una vez más, en un proceso electoral.

Todos sabemos que esto no es por casualidad. La mayoría de esta gente apoya a los antisistema, a los podemitas, a los de aspecto desaliñado y pinta de descuidar bastante su higiene personal. Ni siquiera tratan de esconderlo. Y esta parafernalia que se disponen a iniciar no trata sino de eclipsar el resto de importantísimos problemas que tiene España y centrar el foco sobre un debate estéril que ahora no corresponde. Pero lo que más me indigna no es que no quieran que les tiremos unos bombazos a los de Daesh, que es como llaman ahora a los criminales sanguinarios del Estado Islámico, no. Es que dicen que nosotros, los agredidos, los masacrados, estamos propiciando la "islamofobia", es decir, la aversión a los musulmanes, para entendernos.

Pues miren, a mí no me hace falta que se propicie nada, porque padezco una avanzada fobia a todos aquellos que me quieren matar. Una tremenda fobia a aquellos que reducen a la mujer a un simple objeto sin derechos. Una profunda fobia a los que todo lo fían a una interpretación enloquecida de un libro supuestamente sagrado. Una inmensa fobia a quienes encuentran una explicación en las religiones para montar una suerte de Sagrada Inquisición que así, sin juicio ni nada, ya nos ha declarado a todos los que no profesamos su fe culpables de herejía y candidatos a morir en la hoguera, en este caso bajo las balas de sus modernos kalashnikov.

Qué coño tendrá que ver defenderse de esta gentuza con el odio al Islam. Parece que hay que rendirles pleitesía, joder. Que hay que sonreir mientras nos van matando poco a poco. Que hay que ser buenos para no provocar la ira de Alá. Que tenemos que aceptar, incluso adoptar sus arcaicas costumbres. Pues hala, Wyoming, a la mezquita, Pilarcita, a ponerse el burka, Almodóvar, a cambiar de costumbres sexuales si no quieres que te lapiden. Ya que queréis tener un gesto cercano con esta gente, vestiros como ellos, comed lo que ellos, rezad como ellos, ayunad como ellos. Pero no, claro, todo aquello que suponga un esfuerzo no, todo de boquilla y, de paso, vamos a ver si rascamos unos cuantos votos para la izquierda trapacera y castrista. Yo creo que la gente ya está harta de los titiriteros, les ha visto el plumero y no va a colar. Pero no puedo olvidar que, cada vez que hablan, hacen que sienta vergüenza de que sean españoles. Aunque bien pensado, en realidad no lo son. Son fenómenos y, además, paranormales.     
     

2 comentarios:

  1. Un apunte... a los homosexuales no los lapidan (eso es a los adúlteros), los tiran desde un campanario, como hacían en algunos pueblos de España con las pobres cabras...

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  2. En serio? Joder, más bestias todavía...

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