Ayer tuve la inmensa fortuna de volver a disfrutar de Les Luthiers en el todavía llamado Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, mientras los podemitas no dispongan otra cosa. A pesar de la desaparición del gran Rabinovich, comprobé que Martín O´Connor es un más que digno reemplazante, como ellos gustan decir, y el espectáculo no sólo no se resiente sino que sigue resultando espléndido, ácido, inteligente y, por momentos, sublime.
Para mí el mejor sketch o escena es la de esos dos políticos, corruptos, por supuesto, que han formado una "comisión" con el fin de cambiar la letra del himno nacional a fin de incorporar un mensaje no muy subliminal que invite al pueblo a votar al partido gobernante, del que ellos, cómo no, forman parte. Para ello, involucran a un músico mediocre muy necesitado que, a veces a su pesar, se ve obligado a aceptar las disparatadas "sugerencias" de los que mandan. Por cierto, descacharrante resulta la parte final, cuando uno de los dos iletrados ve aparecer al presidente con su bastón de mando y le dice: "permítame el paraguas, señor presidente". Geniales.
Y de rabiosa actualidad. Porque, por si alguien no se ha dado cuenta, los políticos, cuando mandan, todo lo pueden. Hacen, a veces literalmente, lo que les sale del higo. En Llanes, sin ir más lejos. A pesar de algunas sentencias de jueces de poco calibre y menos arrojo, conozco al menos dos casos enormemente irregulares y cuyos responsables debieron haber sufrido consecuencias. Bueno, lo cierto es que las sufrieron algunos pero no de carácter penal, como deberían haber sido. En ambos tuvo una curiosa incidencia un material de oficina muy popular llamado typex. Uno fue el empedrado de la margen derecha del puerto, la parte donde estaba la antigua compuerta, para entendernos. Se comenzaron las obras sin haberlas sacado a concurso. Es decir, alguien decidió quién iba a suministrar los materiales sin dar oportunidades a otras empresas. La prensa se hizo eco de ese inicio y se comprobó que el expediente tenía fecha posterior. Luego, se observó que alguien había "enmendado" el dato. Además, si no recuerdo mal, el importe de la obra rondaba el cuarto de millón de euros pero la misma se fraccionó en varios "trocitos", para que ya no resultase necesario sacarla a concurso. Nadie fue inculpado oficialmente, aunque una concejala con sobrepeso evidente natural del Valle Oscuro, a la que un compañero de partido de entonces llamaba jocosamente "La apisonadora", desapareció pronto de la escena política y nunca más se supo.
El otro caso fue el derribo fraudulento e ilegal, con nocturnidad y alevosía, del edificio que albergaba el bar Rompeolas. Tenía "protección integral" y así figuraba en los papeles originales del A.R.I del Cueto, por lo que no se podía tocar. Una vez más el typex entró en acción y la palabra integral desapareció convenientemente. También desapareció de Llanes, qué casualidad, un arquitecto municipal que formaba parte de la sociedad que había adquirido la finca y, otra vez, nunca más se supo. Para los iniciados, lanzo una pregunta: ¿qué hacía un Porsche blanco, con el motor en marcha y el maletero abierto a la puerta del Ayuntamiento una noche oscura de sábado, por aquellas fechas? Ahí lo dejo.
Muchas más preguntas les surgen en Llanes a las gentes de bien, a los que se ganan el pan con el sudor de su frente, no a los otros. Por ejemplo: ¿se imaginan lo que hubiera ocurrido si una empresa propiedad de los familiares de Angela Merkel se dedica a empedrar todo el casco antiguo de Berlín? Los de la Secta, en especial el ecuánime Wyoming, habrían tenido para tres años de programas, por lo menos.
Mi padre decía siempre que la mujer del César, además de ser honrada, debía de parecerlo. De lo que no me dijo nada es de la mujer-césar. De esa no recuerdo ninguna acotación. Lo que sí recuerdo y no sé porqué, sobre todo desde que un presunto y a la postre nimio caso -con lo que habrá por ahí- de desaparición de multas está en el candelero, es que Al Capone, el gángster, no fue a la cárcel por sus tremendos crímenes. Fue condenado por fraude fiscal. Poca cosa si lo comparamos con otros delitos. Ahí lo dejo.
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